
Ariana Grande, la multifacética cantante, actriz e influencer de moda, inició la temporada de premios con estilo y humor, capturando la atención en el Palm Springs Film Festival, donde fue honrada con el galardón “Rising Star”. Este reconocimiento, que podría parecer tardío para una artista con tantos logros acumulados, subraya su papel como Glinda en la adaptación cinematográfica de Wicked, marcando su regreso a un protagonismo actoral tras años centrada en otros proyectos. Para la ocasión, apostó por un vestido balón de Louis Vuitton acompañado de un bolso vintage Takashi Murakami Speedy, una combinación que reflejaba su gusto por lo clásico y experimental. Sin embargo, el verdadero giro estuvo en su peinado: un flequillo corto barrido hacia un lado, inspirado en Audrey Hepburn, que complementó su melena rubia, tonalidad que adoptó como parte de su transformación. Este look marcó un alejamiento de su característico estilo de raya al costado, evocando un aire retro y sofisticado.
El maquillaje también jugó un papel esencial en completar esta referencia visual: un delineado “doe-eyed” junto a suaves tonos rosados en mejillas y labios amplificaron la atmósfera de la noche. Este cambio estético sugiere que la artista está experimentando con sus roles, influyendo en las tendencias de moda. De hecho, este estilo podría consolidarse como una de las modas de 2025. Durante su discurso de aceptación, se dirigió al público con la mezcla perfecta de autoconciencia que la caracteriza. “Quiero empezar agradeciendo a mis buenos amigos Botox y Juvéderm”, bromeó, arrancando risas entre los asistentes. Aprovechó la ocasión para confesar que lleva cuatro años sin recurrir a tratamientos estéticos o inyecciones, aunque dejó abierta la posibilidad de retomarlos en el futuro si lo considera oportuno. Este enfoque abierto y desmitificador sobre los procedimientos cosméticos es significativo, sobre todo en una industria como Hollywood, donde las expectativas sobre la apariencia física son altísimas y muchas veces inalcanzables.
Compartió su experiencia personal haciéndolo en un tono ligero y empático, rompiendo barreras y normalizando la conversación sobre la estética. Un día después, reafirmó su nuevo galardón en los Creative Impact Awards, manteniendo que había estrenado en el festival. Este gesto no trata de ser pasajero, sino que representa una decisión estilística meditada. Así, parece dispuesta a marcar tendencia una vez más, algo que la artista ha consolidado a lo largo de su carrera en la música. Su peinado, que ya ha sido icónico en figuras del cine como Hepburn, encuentra una reinterpretación contemporánea. Más allá de ser una simple elección estética, esta adopción refleja cómo las referencias del pasado pueden dialogar con expresiones modernas, generando un impacto duradero en la cultura popular.
En cuanto a su carrera, marcada por éxitos en el mundo de los negocios, el galardón “Rising Star” llega en un momento crucial, cuando reencuentra su faceta actoral. En el exitoso musical, interpreta a Glinda, un papel exigente que destaca por su complejidad vocal y emocional. El filme ha generado altas expectativas, y su participación promete consolidar su posición integral, capaz de equilibrar actuación, canto y su creciente influencia en el mundo de la moda.