
El cambio de hora en Chile se llevará a cabo a las 00:00 horas del sábado 5 de abril, momento en el que los relojes deberán atrasarse 60 minutos en todo el país, excepto en las regiones de Aysén, Magallanes y la Antártica Chilena. Esta medida se implementa para adoptar el horario de invierno, con el objetivo de optimizar el uso de la luz natural durante el día.
Cambio de hora y su aplicación en Chile
La práctica de cambiar la hora en Chile ha sido una norma establecida durante décadas, aunque cada año genera debates que, hasta el momento, no han llevado a cambios significativos, salvo en las regiones mencionadas del extremo sur del país. Los especialistas sugieren que, debido a la ubicación geográfica de Chile, el país debería considerar un retraso de dos horas en lugar de una, ya que actualmente se encuentra en el horario UTC-3, mientras que el horario que correspondería sería el UTC-5, el cual debería mantenerse durante todo el año.
Impacto del cambio de hora en la salud
El psicólogo ambientalista y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago (Usach), Gabriel Prosser, ha señalado que el cambio de hora puede provocar trastornos del sueño y síntomas de ansiedad o depresión en las personas. Además, este ajuste horario afecta las actividades cotidianas, como la rutina de ejercicio y los horarios de alimentación. Prosser explica que “se modifica la hora en la que voy al gimnasio, cambia cómo me siento para hacer actividad física, cambia cómo me alimento, hasta la hora del desayuno es algo que también se modifica”.
El académico también menciona que muchas personas, especialmente en la capital, experimentan un cambio abrupto en su rutina diaria. “Vamos hacia una oficina, vamos hacia otros espacios de trabajo cerrados y, por tanto, tenemos dificultades cuando se trata de cambios de horarios como los que nos proponen”, indica.
Consideraciones sobre el horario de invierno
Prosser enfatiza la necesidad de revisar la norma del cambio de hora desde una perspectiva más integral, que no solo considere los aspectos laborales y económicos, sino que también incluya el bienestar de la población y su relación con los ritmos circadianos. Destaca que los amaneceres tardíos en invierno pueden tener un impacto negativo en el rendimiento escolar de niños y adolescentes.
El sueño es un elemento crucial para la salud de todos los seres vivos, y su falta puede acarrear consecuencias significativas. El académico advierte que “los estilos de vida acelerados y estresantes, junto con el uso excesivo de pantallas -que promedia alrededor de 7 horas diarias- están llevando a muchas personas a dormir menos”. Además, añade que “si a esto le sumamos los cambios de horario, las consecuencias pueden resultar en un daño acumulativo en la salud de la población”.