
El 31 de diciembre a las dos de la tarde, los teléfonos de los trabajadores del Centro Cultural Haroldo Conti sonaron al unísono. Un mensaje de WhatsApp proveniente de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, bajo la dirección de Alberto Baños, comunicaba de manera oficial que el 2 de enero el espacio cerraría. Las palabras exactas del mensaje fueron: “Se procede al cierre a partir de 2025”. Este anuncio generó interrogantes sobre las razones y el propósito detrás de esta decisión: “Ello tiene efectos para velar por una adecuada reestructuración interna, rearmado de equipos de trabajo y análisis de la programación del año entrante”.
El Centro Cultural Haroldo Conti es un lugar emblemático, ya que lleva el nombre de uno de los escritores más destacados de la generación del sesenta, quien fue desaparecido el 5 de mayo de 1976. Este espacio se encuentra en la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), que funcionó como un centro clandestino durante la dictadura militar en Argentina. Tras un extenso proceso de discusión social sobre el significado de esa oscura época, el lugar se transformó en un museo de la memoria. En este centro no solo se llevan a cabo actividades relacionadas con los derechos humanos, sino que también alberga el Archivo Nacional de la Memoria.
El mensaje enviado desde la cartera de Derechos Humanos indicaba que “el personal queda en guardia pasiva en sus respectivos domicilios, atentos a las convocatorias que cursarán en las etapas aludidas”. Se especificó que aquellos que hayan optado por el Plan de Retiro Voluntario, o que no se consideren “trabajadores imprescindibles” para obtener continuidad mediante el ART 9, no debían presentarse el día 2. Las instrucciones fueron claras: “mayúsculas bastaron: ahora, puerta, hay asamblea; policía custodia el lugar”.
A pesar de la inminente clausura, el centro cultural había mantenido una agenda activa de propuestas culturales. Se ofrecieron talleres de bordado y arte textil, se proyectaron obras de Norita Jayson y McNamara Andrea Tortonese, y se realizó la presentación del libro Desaparecida por Cecilia Viñas. Además, se llevaron a cabo obras de teatro como “Yo me llamo Hokusai” de Tomás Masariche y “Capricho” de Tamara Belenky, así como una jam de Contact Improvisación. También se inauguró una gran muestra titulada 40 años del Informe “Nunca Más”.
El contexto de este cierre se enmarca en un clima de recortes y despidos en el sector público. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, había hecho comentarios despectivos sobre la situación, lo que generó reacciones de indignación. Paula Donadío, delegada de ATE, se refirió a la “espectacularización de la noticia” y destacó que “2400 familias pierden ingresos”. Los funcionarios mencionaron que las contrataciones se habían mantenido durante décadas a través de la Asociación de Concesionarios Automotores de la República Argentina (ACARA), de las cuales 50 estaban vinculadas al Centro Cultural Haroldo Conti.
Se ofrecieron opciones de retiros voluntarios por parte del ministerio, pero se explicó que el programa QR “a los que aceptaron terminó despidiendo”. La situación ha suscitado preguntas sobre si se trata de un mero recorte presupuestario o si, como sugieren algunos, hay un especial ensañamiento contra los derechos humanos. Jorge Asis publicó un tuit que decía: “MEMORIA CLAUSURADA. Con el cuento ‘la reestructuración’ cierran Conti. Despidos anunciados 31/12. Persisten algunos colgados en la incertidumbre hibernación”.
El secretario general de la Capital, Daniel “Tano” Catalano, declaró en diálogo con Radio Gráfica: “Nos vamos a movilizar a Salguero 329 donde está Cúneo. Acá los laburantes están imposibilitados de entrar. Hay policías que indican quién puede entrar y quién no. Vamos a seguir peleando. A las 15:30 acompañaremos a las Madres de Plaza de Mayo. Mañana misa, sábado festival, después se va a definir en asamblea cómo seguir, pero acá nadie rinde”.
La ESMA funcionó como un espacio de promoción y defensa de los derechos humanos desde 1998 hasta 2004. En 2008, se inauguró el Centro Cultural Haroldo Conti, cuyo primer director fue Eduardo Jozami. La exdirectora y actriz Lola Berthet expresó su descontento, afirmando: “No hay que cerrarlo, sino reestructurarlo. Distintas áreas integrarán el Centro”, declaraciones que fueron publicadas en diario Nación. En la mañana de este 2 de enero, el predio de la ex ESMA se encontraba cerrado, y los trabajadores esperaban una lista para poder ingresar. Se acercaban, daban sus nombres, y los uniformados indicaban si podían entrar o no. “Ese listado tiene mil compañeros, el Ministerio de Justicia: despidiendo a mansalva”, comentó Octavio Rampoldi, un trabajador que finalmente pudo ingresar. En un contexto de recortes, se ha afirmado que “en estos 12 meses cerramos 355 dependencias innecesarias, desvinculamos miles de empleados militantes, modernizamos los Registros Automotores, ahorrándole millones de pesos argentinos”, según un tuit del ministerio. La línea es clara: se trata de un recorte, y la crueldad del conflicto que se abre será difícil de determinar en cuanto a su conclusión.