Un nuevo movimiento está cobrando impulso en medio de la pandemia de Covid-19. A medida que la gente intenta replantearse cómo puede ser el trabajo, algunos están adoptando el fenómeno del “quiet quitting” — o “renuncia silenciosa”, en traducción libre.
El concepto gira en torno a dejar atrás la mentalidad de hacer más allá de lo que el trabajo requiere, centrando las actividades solo en lo necesario. Básicamente, la gente está decidiendo trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
Las largas jornadas, el agotamiento y la falta total de entusiasmo por el trabajo son algunas de las razones de esta nueva tendencia. Según el informe State of the Global Workplace de Gallup, el compromiso y el bienestar estaban aumentando en todo el mundo antes de la pandemia. Pero ahora, están estancados: “Con solo el 21% de los empleados comprometidos en el trabajo y el 33% de los empleados prosperando en su bienestar general, la mayoría diría que no encuentran su trabajo significativo, no creen que su vida vaya bien o no se sienten esperanzados sobre su futuro.”
La productividad de los empleados es una de las métricas clave para la excelencia y el crecimiento, por lo que los “abandonos silenciosos” son una de las principales preocupaciones de las empresas de todo el mundo. La tendencia también puede tener implicaciones para la economía mundial; el bajo compromiso cuesta al mundo 7,8 billones de dólares, lo que equivale al 11% del PIB mundial.
¿Cómo pueden las empresas invertir esta situación? Aumentar el compromiso promoviendo el aprendizaje puede ser la respuesta.
“Los empleados necesitan ser reconocidos y compensados de forma justa, pero también necesitan la libertad de elegir sus trayectorias profesionales, y esto comienza con una estrategia de aprendizaje bien pensada”, explicó Débora Mioranzza, Vicepresidenta para América Latina y el Caribe de Degreed, la plataforma de aprendizaje para millones de empleados de cientos de las mayores empresas del mundo. “Al final, se necesita una estrategia que combine varios factores que van desde el impulso de la implicación de los líderes y directivos en la creación de una cultura de aprendizaje positiva hasta el descubrimiento de las pasiones que impulsan a los empleados, al tiempo que se fomenta el aprendizaje autodirigido con una variedad de opciones para aprender, desde cursos formales hasta vídeos y podcasts”.