La Crónica Santiago: Reflexiones de un periodista sobre el desasosiego en las calles de Lima

"Conversación en La Catedral"
"Conversación en La Catedral"

En el contexto de la vida urbana en Perú, se presenta una escena que refleja la realidad de sus calles y la percepción de sus habitantes. Desde la puerta de La Crónica en Santiago, se observa la avenida Tacna, donde automóviles y edificios de diversas condiciones se entrelazan en un paisaje desolador. La atmósfera es gris y melancólica, con esqueletos de avisos luminosos que flotan en la neblina del mediodía. La pregunta que surge es: ¿en qué momento se había deteriorado tanto el país?

Los canillitas, vendedores de periódicos, se mueven entre los vehículos detenidos en los semáforos, gritando los titulares de las noticias. Uno de ellos, conocido como Wilson, comienza su jornada, avanzando lentamente hacia Colmena. Con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha, se dirige a la Plaza San Martín, acompañado por otros transeúntes que también caminan con un aire de desánimo.

En este contexto, el personaje principal, Zavalita, reflexiona sobre su vida y la de su país. Se siente identificado con la situación de Perú, pensando en un momento en el que las cosas eran diferentes. Al llegar frente al Hotel Crillón, un perro se le acerca, y Zavalita se pregunta si el animal podría estar rabioso. La situación del país le parece desesperante, y se da cuenta de que todos parecen estar en la misma situación.

Observando a su alrededor, Zavalita nota una larga cola en el paradero de colectivos hacia Miraflores. Allí se encuentra con Norwin, un amigo, y se dirigen al Bar Zela para compartir un momento. Norwin, que parece estar en un estado de ebriedad controlada, se sienta y pide un chilcano mientras un lustrabotas se acerca para ofrecer sus servicios.

La conversación entre Zavalita y Norwin gira en torno a la situación del periodismo y la vida cotidiana. Norwin menciona que el trabajo en la página editorial es menos exigente, y Zavalita se siente frustrado por su situación laboral. Norwin le pregunta si ha considerado dejar el periodismo para dedicarse a otra cosa, como estudiar Derecho. Zavalita, que acaba de cumplir treinta años, se siente atrapado en su carrera y reflexiona sobre su futuro.

La charla se torna más personal cuando Norwin menciona a Carlitos, quien se encuentra en una clínica, pero se espera que sea dado de alta pronto. La conversación se vuelve más ligera cuando Norwin recuerda una anécdota sobre cucarachas y tarántulas, lo que provoca risas entre ellos.

El ambiente en el bar es sombrío, con hombres de rostros cansados y ojos apagados, rodeados de ceniceros y vasos de cerveza. Zavalita observa la escena y se siente desalentado por la realidad que lo rodea. Norwin, en un intento de animar a su amigo, le invita a almorzar, sugiriendo que podrían revivir tiempos mejores.

La vida en la ciudad, con sus desafíos y su desánimo, se presenta como un reflejo de la situación más amplia del país, donde la lucha diaria y la búsqueda de esperanza se entrelazan en la cotidianidad de sus habitantes.