
Los gatos, animales que suelen ser reservados por naturaleza, tienen la particularidad de ocultar signos de enfermedad, un comportamiento que se ha heredado de sus ancestros solitarios. Como explica la revista Pulo do Gato y señala el veterinario Pedro Horta, esto puede dificultar la identificación temprana de problemas de salud. En este contexto, es esencial que los dueños estén atentos a los cambios en la rutina de sus mascotas, ya que estos pueden ser los primeros indicadores de que algo no está bien.
Cambios en el peso
La pérdida de peso, aunque puede ser normal en gatos mayores, es un síntoma que puede estar relacionado con enfermedades graves como la insuficiencia renal, el hipertiroidismo o el cáncer. La pérdida de peso refleja el estado general del animal y, al mismo tiempo, su alteración puede agravar cualquier condición preexistente. Por otro lado, el aumento de peso, especialmente si deriva en obesidad, también compromete la calidad de vida del gato, favoreciendo problemas articulares, cardíacos y metabólicos.
Alteraciones en el apetito
Un aumento inusualmente elevado en el apetito puede estar relacionado con trastornos como la diabetes, mientras que la falta de interés por la comida es un signo común de varias enfermedades, que van desde infecciones hasta problemas dentales. Además, factores emocionales como el estrés, la frustración y el aburrimiento también influyen en el comportamiento alimentario, según Horta.
Incremento en el consumo de agua
Beber más de lo habitual puede ser un indicativo temprano de condiciones como la insuficiencia renal crónica o la diabetes. La médica veterinaria Carla Santos menciona que los gatos tienen una baja percepción de la sed y necesitan estímulos para mantenerse hidratados. Por ello, es recomendable ofrecerles alimentos húmedos, que contienen hasta un 80% de agua, y en casos extremos, recurrir a estrategias como el uso de alimentos saborizados.
Problemas con la caja de arena
Los gatos son animales meticulosos y dejar de usar la caja de arena suele ser un indicador de problemas de salud. Este comportamiento puede estar relacionado con trastornos del tracto urinario, como cálculos, que suelen ser la causa detrás de este tipo de conducta. Es importante evaluar el color, la frecuencia y el volumen de la orina de inmediato.
Vómitos y diarrea
Aunque los vómitos ocasionales pueden deberse a molestias pasajeras, los episodios crónicos son motivo de preocupación. Existe la idea errónea de que los vómitos son normales, pero generalmente indican alteraciones en el sistema gastrointestinal, como inflamaciones, intolerancias alimentarias o incluso parásitos. La diarrea también debe ser monitoreada, ya que puede ser un signo de problemas más serios.
Disminución de la actividad
La falta de energía y la letargia en un gato pueden estar relacionadas con dolores cardiovasculares o sistémicos que afectan su bienestar. El rechazo al contacto físico y la agresividad pueden ser señales de que el gato está experimentando dolor o malestar en alguna parte de su cuerpo. En algunos casos, estos comportamientos están vinculados a cambios en el entorno, como la llegada de nuevos miembros a la familia o mudanzas recientes.
Rasguños excesivos y aislamiento social
El rasguño excesivo de muebles, que puede ser beneficioso en condiciones normales, puede aumentar repentinamente y ser una señal de problemas dermatológicos o estrés, llevando a comportamientos repetitivos inusuales. Por otro lado, un gato que solía ser sociable y comienza a esconderse puede estar enfrentando dolor o náuseas. Según Santos, estos comportamientos no deben ser ignorados, ya que son comunes en situaciones de malestar.
Búsqueda excesiva de atención y vocalización
La búsqueda excesiva de atención, que contrasta con su naturaleza habitualmente reservada, puede ser un indicativo de dolencia. La vocalización, como maullidos frecuentes y excesivos, puede tener diversas causas, incluyendo hipertensión arterial, disfunción cognitiva, ansiedad o estrés. También puede ser un indicio de problemas urinarios.
Condición del pelaje
Un pelaje seco, opaco y descuidado puede ser un signo visible de problemas internos, como deshidratación o desnutrición crónica. Muchos gatos que se sienten mal reducen su hábito de auto-higiene, lo que agrava la condición de su pelaje. Además, el hecho de lamerse continuamente puede ser un intento de lidiar con problemas dermatológicos, alergias o infestaciones, lo que puede llevar a que lesiones cutáneas pasen desapercibidas hasta que se vuelven evidentes.
La detección temprana de estos signos puede hacer una diferencia significativa en la salud de los gatos. Tanto la observación cuidadosa como las consultas regulares son esenciales para garantizar el bienestar de estos animales. Ignorar cualquier pequeño cambio puede tener consecuencias importantes.