Kamala Harris y Donald Trump presentan propuestas económicas para abordar la inflación y el costo de vida, destacando recortes impositivos y apoyo a trabajadores.
La vicepresidenta de Estados Unidos y candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris, junto con su oponente republicano, el ex presidente Donald Trump, han presentado en las últimas semanas una serie de propuestas centradas en la economía y el costo de vida, que son las principales preocupaciones de los votantes. Según la Agencia EFE, la inflación se ha convertido en una de las inquietudes más significativas para los estadounidenses. Aunque ha disminuido considerablemente desde su pico del 9,1% en junio de 2022, que marcó el nivel más alto en 40 años, todavía se encuentra por encima de los niveles previos a la pandemia de COVID-19. Además, otros temas que preocupan a los electores incluyen la reducción en las contrataciones en el mercado laboral, los altos precios de la vivienda y la creciente deuda estatal acumulada por el país.
En respuesta a estas preocupaciones, tanto Harris como Trump han delineado sus propuestas. Un punto en el que ambos candidatos coinciden es en la eliminación de los impuestos federales sobre las propinas, una medida que ha sido bien recibida por los trabajadores de la industria de restaurantes y casinos, especialmente en el estado de Nevada, que es considerado clave en las elecciones. Sin embargo, existen diferencias notables en sus enfoques. La campaña de Harris ha indicado que se establecerán límites para evitar que individuos con altos ingresos se beneficien indebidamente de esta eliminación, por ejemplo, al declarar que su salario proviene casi en su totalidad de propinas para evadir impuestos. En contraste, la campaña de Trump no ha especificado si incluirá restricciones similares, aunque ha propuesto ir más allá de Harris al sugerir la eliminación de impuestos sobre las horas extra.
Ambos candidatos también han propuesto recortes impositivos, aunque con enfoques divergentes. Harris ha manifestado su intención de reducir los impuestos para más de 100 millones de hogares de clase trabajadora y media, y ha anunciado que las deducciones fiscales para nuevos pequeños negocios se incrementarán de 5,000 a 50,000 dólares. Además, ha prometido aumentar el impuesto mínimo que deben pagar las grandes corporaciones, elevándolo del 21% actual al 28%. Por su parte, Trump busca extender el recorte de impuestos a las grandes empresas que fue aprobado durante su administración (2017-2021) y ha propuesto reducir la tasa impositiva del 21% al 15% para aquellas compañías que fabriquen todos sus productos en Estados Unidos. También ha hecho un guiño a un sector del electorado al proponer la eliminación de los impuestos a la Seguridad Social que algunas personas de la tercera edad deben pagar.
El plan económico de Harris incluye un bono de 25,000 dólares para los compradores de vivienda por primera vez y la restauración del Crédito Tributario por Hijos, que fue introducido durante la pandemia, permitiendo a los estadounidenses acceder a un crédito fiscal de hasta 3,600 dólares por hijo. Además, ha prometido un crédito especial de 6,000 dólares para nuevos padres y ha indicado que se esforzará para que los estadounidenses no paguen más de 35 dólares al mes por la insulina, una medida que ya ha sido implementada por el gobierno de Joe Biden, aunque solo para los beneficiarios de Medicare.
Trump, por su parte, ha afirmado que su administración salvará miles de empleos en Estados Unidos mediante la imposición de aranceles de hasta el 20% a todos los productos importados, y del 60% a aquellos provenientes de China, intensificando así la guerra comercial con ese país. Su enfoque se centra especialmente en la industria automotriz, ya que ha amenazado con imponer aranceles de hasta el 200% a todos los automóviles que lleguen desde México, con el objetivo de disuadir a los fabricantes chinos de establecerse en ese país.
Las propuestas de ambos candidatos tendrán un impacto considerable en la deuda estatal de Estados Unidos, dado que la reducción de impuestos a las grandes empresas y la oferta de ayudas para vivienda o nuevos hijos implican una disminución en los recursos disponibles para el gobierno. Según estudios del Penn Wharton Budget Model, una institución no partidista, el plan de Trump podría aumentar la deuda federal en 5.8 billones de dólares en la próxima década, lo que representa casi cinco veces más que el plan de Harris, que se estima que sumaría 1.2 billones de dólares. Actualmente, la deuda estatal de Estados Unidos asciende a 35 billones de dólares.
Independientemente de quién gane las elecciones, se prevé que Estados Unidos endurecerá sus políticas comerciales y migratorias. Según un análisis de la agencia de calificación Moody’s, se espera que la próxima administración mantenga una dirección hacia políticas comerciales y prioridades de inmigración más estrictas, y su capacidad para implementar estas políticas dependerá del equilibrio de poder en el Congreso. En el ámbito comercial, Moody’s anticipa que Estados Unidos probablemente adoptará una postura proteccionista para contrarrestar el creciente dominio de China en sectores estratégicos y en la cadena de suministro global. La agencia también señala que el aumento del comercio entre China y Latinoamérica, que incluye inversiones en infraestructuras de energías renovables, podría intensificar las tensiones con Estados Unidos, independientemente de quién sea el presidente.
En cuanto a la política migratoria, se prevé que el próximo gobierno continúe luchando contra los cruces fronterizos ilegales y reduzca el número de concesiones de asilo. A pesar de las diferencias en los enfoques de Harris y Trump, ambos podrían tener un impacto negativo en los flujos comerciales, financieros y de inversión. Además, se espera que ambas administraciones incrementen los esfuerzos de Estados Unidos para reducir la influencia y el poder de los carteles de drogas, lo que requerirá una colaboración más estrecha con Latinoamérica en términos de intercambio de inteligencia.
Moody’s también considera las implicaciones en materia de defensa en Europa, señalando que hay un apoyo doméstico decreciente para la asistencia de Estados Unidos a Ucrania, lo que podría ejercer mayor presión sobre los países europeos para financiar su participación en la guerra con Rusia. En este contexto, el informe concluye que una victoria de Harris significaría que la relación de Estados Unidos con la OTAN se mantendría en los niveles actuales, lo que dejaría los riesgos de seguridad en un estado alto pero estable.