La nueva Liga de la Justicia tampoco es buena

Aquí 4 factores que hacen de la Justice League Snyder's Cut una película apenas pasable.

Tanto por defectos de origen -que se arrastran desde la primera versión de la película-, como por el tono ultra-infantil que domina la mayoría de las escenas, la nueva versión de la Liga de la Justicia continúa la tradición del universo cinematográfico DC: hacer todo peor que Marvel.

Aquí 4 factores que hacen de la Justice League Snyder’s Cut una película apenas pasable, que causó buenas críticas exclusivamente por el efecto comparativo con el mamarracho anterior.

1) Guion mediocre, desafío “galáctico” sub-mediocre: Si no son 5 anillos, son 3 cajas. Si no, serían 4 diamantes u 8 amuletos, o alguna colección similar. Al parecer no hay muchas formas de desarrollar una historia que involucre a un equipo de superhéroes… pero, aunque repetitivo, eso podría dar lo mismo; lo importante es qué ocurre mientras se intentan conseguir esos ítems.

En la Liga de Snyder lo único rescatable que ocurre es que se muestra la dimensión de los poderes de Aquaman casi como un “Superman del agua”, los de la Mujer Maravilla como una “Superman mujer”, y los de Flash y Cyborg como semi-dioses que no se dan cuenta de que lo son.

Flash puede correr, literalmente, más rápido que el tiempo, lo que “aprovecha” para acercarle a Mujer Maravilla la espada que de todas formas iba a alcanzar en el momento que pretendía. Y Cyborg, que debería estar viviendo un trauma sin precedentes, logra derrotar con su mente, en segundos, las defensas psíquico-tecnológicas preparadas durante “millones de años” por la Caja Madre….

2) Mucho humo enfocado en los fans pre púberes: Todas las escenas finales y muchas dentro del resto de la película son un descarado intento por motivar a los fans menos exigentes (principalmente los niños chicos) a pedir más.

Para todo ese público al que le basta que el “bien” triunfe sobre el “mal” con la mayor cantidad de efectos especiales disponibles, esta producción podría ser una “obra maestra”, como ya lo son, en sus mentes, las 3 o 4 que se podrían desprender de las secuencias del epílogo, que no cumplen otro propósito que ser un comercial dentro de una película comercial.

3) Héroes con menos carisma que Jar Jar Binks: Muchísimos fans de Wolverine aman a Hugh Jackman (y al director, maquillador, vestuarista y guionista que lo acompañaron en su construcción del personaje) porque ven en él, en carne y hueso, el fiel retrato de lo que antes sólo habían visto en ilustraciones. Y no se trata solo de la apariencia, sino del fondo del personaje. Lo mismo podría decirse de Robert Downey Jr. con Iron Man o de Jon Bernthal con Punisher.

¿Cuál es el actor que mejor encarna su rol en la Liga de la Justicia? ¿Cuál respeta mejor la historia y el carácter del personaje que interpreta? Podrían ser la Mujer Maravilla o Flash, y sin conseguir nada deslumbrante tampoco. Reducidos a “la mina rica súper poderosa” y “el tipo súper rápido y tallero” (el conflicto de su padre preso queda en el olvido incluso antes de terminar las escenas que lo tratan) no despliegan ni un solo gesto, frase o maniobra que los identifique con quienes son, más allá de sus poderes.

Los casos de Batman y Superman son derechamente patéticos. El primero se merece un desarrollo aparte, porque sintetiza y maximiza al mismo tiempo todo lo que está mal con esta película. En cuanto a Superman, solo el anterior actor que encarnó al superhéroe más poderoso del universo DC es menos atractivo que Henry Cavill. Atractivo como personaje, porque Superman no se trata de ser “mino”, si no del ser más cercano a las capacidades de Dios en la Tierra, una base con un potencial gigante, que se deja de lado para dar lugar a las imágenes sin polera de Cavill.

4) Batman no es Batman (Ben Affleck no es Vicentico): Para los fans menos jóvenes, este factor por sí solo destruye cualquier posibilidad de que la Liga de la Justicia sea buena. ¡No puedes convertir a Batman en el “gordito buena onda” del grupo! ¡Batman no es un tipo relajado, no tira tallas más de una vez al año, protege su identidad secreta con el máximo recelo y vive en un estado de obsesión constante!

Así como en el caso de Wolverine el trabajo de Jackman se sustenta en el de los demás miembros del rodaje, el de Ben Affleck se desploma con el “apoyo” del director, el guion y sus propias capacidades. Porque Affleck no es Vicentico, que si canta una canción de Víctor Heredia y uno no conoce la versión original o se demora en identificarla, da por sentado que la canción es suya. Esa es la cualidad de intérprete.

Pero ante un Batman que a veces usa la capucha, a veces no (transparentando su identidad con personas que recién viene conociendo), que a veces hace la voz de Batman y a veces no, y que se dedica más a dar discursos motivacionales que a usar su capacidad como “el segundo hombre más inteligente del mundo DC” (el primero es Lex Luthor), no queda más que suspirar y seguir esperando que, algún día, podamos ver un Batman cinematográfico que le haga honor al original, en lugar de estar como el junior de la Liga preocupado de pasarle el tridente a Aquaman.

Mario Cuche.

 

 


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