
La neuropsicóloga Lucía Crivelli (MN 33849), quien se desempeña como jefa de Neuropsicología en Adultos Fleni y es doctora en Psicología con especialización en Neurociencia Cognitiva Aplicada, proporcionó información crucial sobre cómo prevenir el deterioro cognitivo. Durante su intervención en Infobae Vivo, un programa matutino conducido por Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet, la especialista subrayó la importancia de cuidar la salud cerebral y cómo ciertos comportamientos pueden incrementar el riesgo de demencia. Crivelli abordó varios factores que contribuyen al deterioro cognitivo, destacando que los traumatismos craneales son un elemento clave en la aparición de enfermedades neurodegenerativas. Recordó que los golpes en la cabeza, ya sea por deportes de contacto o accidentes, pueden tener efectos acumulativos a lo largo del tiempo, lo que aumenta las probabilidades de desarrollar lo que se conoce como demencia pugilística. “Lo primero que tengo que hacer por mi cerebro es tratar de reducir el riesgo de demencia”, afirmó Crivelli, enfatizando la importancia de usar casco en situaciones de riesgo para proteger la cabeza.
Alimentación y su impacto en la salud cerebral
Otro aspecto relevante que abordó fue la relación entre la alimentación y la salud cognitiva. Citó una publicación reciente en JAMA Neurology que muestra el impacto negativo de los alimentos ultraprocesados en el cerebro. Estos productos, que incluyen aditivos, saborizantes y conservantes, están presentes en galletas empaquetadas, bebidas gaseosas azucaradas y barritas de cereal, y han sido vinculados a un incremento del 30% en el deterioro cognitivo. Crivelli explicó que un consumo superior al 25% de una dieta compuesta por estos alimentos puede acelerar este deterioro, convirtiéndolos en un enemigo para la salud cerebral. Además, destacó que no solo afectan al cerebro, sino que también son responsables de problemas cardiovasculares que inciden indirectamente en la cognición. La especialista alertó sobre el grado de procesamiento de los productos, indicando que aquellos con mínimas cantidades de ingredientes originales presentan altos riesgos para la salud.
Factores hereditarios en el desarrollo de enfermedades cognitivas
Durante la conversación, los conductores preguntaron sobre la incidencia de factores hereditarios en el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer. Crivelli explicó que existen dos variantes de esta enfermedad: la variante familiar y la esporádica. La variante familiar, aunque representa solo el 1% de los casos, es muy grave y puede aparecer en personas jóvenes, entre 25 y 40 años. Esta forma de la enfermedad se desarrolla rápidamente y provoca un deterioro acelerado del cerebro. La herencia genética juega un papel importante, ya que si uno de los padres tiene el gen, el hijo tiene un 50% de probabilidad de desarrollarlo. Sin embargo, los casos excepcionales son raros. Por otro lado, la variante esporádica es mucho más frecuente y puede afectar a cualquier persona, independientemente de su historia familiar. En este contexto, se mencionaron factores como el tabaquismo, la obesidad, la diabetes y la hipertensión, los cuales pueden ser modificados a través de hábitos saludables. “Si trabajás en dejar el tabaquismo, hacer ejercicio físico y controlar la hipertensión, reducís ese riesgo muchísimo”, afirmó la experta.
Consumo de alcohol y su relación con la salud cognitiva
En cuanto al consumo de alcohol, Crivelli mencionó que durante años se ha sostenido que existe un beneficio en el consumo moderado de vino, especialmente por su componente de uvas. Sin embargo, explicó que estudios recientes han demostrado que no hay una “dosis segura” de alcohol, y que el consumo excesivo es perjudicial, por lo que consideró que lo mejor es evitarlo por completo debido a los daños cognitivos que puede causar.
Estudio FINNER y la reserva cognitiva
Además, compartió un estudio finlandés de gran relevancia, denominado Estudio FINNER, que demostró que trabajar en cinco áreas —nutrición, actividad física, socialización, ejercicios de memoria y control de factores de riesgo— puede reducir la tasa de conversión a deterioro cognitivo en personas mayores. Este estudio, realizado en Finlandia con participantes mayores de 60 años, ha sido replicado en varios países de Latinoamérica, incluida Argentina, donde se coordina una investigación similar con 1200 participantes. En América Latina, es probable que los resultados sean aún más significativos, dado que la población de la región enfrenta desafíos relacionados con el nivel educativo y el sedentarismo.
Crivelli también abordó el concepto de reserva cognitiva, un término utilizado para describir la capacidad del cerebro para resistir el deterioro a medida que envejece. La educación es fundamental para construir esta reserva, favoreciendo la creación de “ramas” que pueden suplir otras áreas cuando hay lesiones o envejecimiento. Este proceso es importante desde la infancia y tiene un impacto positivo en la edad adulta. “No es una sentencia primaria”, aclaró, destacando que es crucial seguir estimulando el cerebro a lo largo de toda la vida. Para ilustrar su punto, mencionó la experiencia personal de su padre, quien realiza crucigramas y sopas de letras como parte de su esfuerzo constante por mantenerse activo, lo que puede marcar una diferencia significativa a lo largo del tiempo.
La información proporcionada por Crivelli ofrece una guía desde la protección física contra golpes en la cabeza hasta la adopción de un enfoque saludable y proactivo que acompañe a las personas en su día a día. Las entrevistas y análisis destacados se pueden encontrar en el canal de Infobae en YouTube, donde se presentan charlas con protagonistas y análisis de actualidad.