
El actor australiano Simon Baker ha compartido sus reflexiones sobre su carrera y su vida personal en una reciente entrevista con Esquire. A los 55 años, Baker ha dejado atrás el estereotipo de ser el “rubio bonito” en Hollywood y se encuentra en una fase de redescubrimiento personal y profesional. En sus palabras, siempre sintió que podía ofrecer más y tenía mucho más que compartir.
Un cambio de vida y carrera
Baker, conocido por su papel en The Mentalist y en películas como El diablo viste a la moda y L.A. Confidential, ha experimentado una transformación significativa desde que decidió abandonar Los Ángeles y regresar a su Australia natal. En la entrevista, explicó: “Cuando vivía en Estados Unidos, siempre me preguntaban qué era lo que extrañaba, y mi respuesta era la misma: el olor del mar, las mañanas lluviosas de marzo. Esas cosas”. Desde su regreso en 2016, no solo ha vuelto geográficamente, sino que también ha reubicado su identidad como artista.
Redescubriendo su autenticidad
En lugar de perseguir grandes producciones y contratos millonarios, Baker ha encontrado en su tierra natal un terreno fértil para proyectos que tienen un propósito más profundo. En sus propias palabras: “Una vez que empiezas a asimilarte a nuestra nueva cultura, te das cuenta de la hermosa franqueza que hay en los australianos. Esa autenticidad es reconfortante”. Su mudanza ha implicado también un compromiso con iniciativas comunitarias como Surfers for Climate, y disfruta de actividades cotidianas como cortar el césped o trabajar en su jardín.
Un nuevo enfoque en la actuación
Baker ha comenzado a elegir papeles más íntimos, alejándose del estereotipo del galán norteamericano. “Sentía que necesitaba ponerme en hielo por un tiempo. No hacer nada durante un rato, porque si quería tener longevidad en mi carrera, necesitaba resetearme”, comentó. Su último personaje, Keith Mulvaney, en la adaptación televisiva de la novela australiana Narrow Road to the Deep North de Richard Flanagan, dirigida por Justin Kurzel, ha sido un punto de inflexión en su carrera. Baker recordó: “Podíamos tomar riesgos, hubo una sensación de fluidez que me encantó”. Este personaje, un hablador optimista y dueño de un pub, tiene un lado vulnerable que Baker siente que es importante mostrar: “Es una masculinidad que habla. Es fuerte, pero sensible e insegura. Me siento obligado a mostrar un lado que suele quedar afuera”.
Impacto personal en su arte
El dolor personal ha influido en su proceso creativo. Baker compartió que durante la pandemia, su matrimonio con la actriz Rebecca Rigg se rompió, lo que fue una experiencia inesperada en su vida. “Eso fue algo que nunca hubiera esperado en mi vida. Y fue una reconfiguración total de quién soy”, comentó. Tras 29 años de relación, Baker ha atravesado un proceso de reconstrucción que, según él, ha conectado su vida personal con su arte: “Tu relación contigo mismo tiene que empezar de nuevo. Eso coincidió con decisiones creativas muy importantes. Empecé a enamorarme de actuar de nuevo”.
Reflexiones sobre la fama y la dirección
Baker también reflexionó sobre su experiencia con la fama, señalando que nunca se sintió completamente cómodo con ella. “Hay gente buena en eso: actores que son excelentes y famosos. Es actuación, y pude hacerla”, dijo. En algún momento, reveló que el sistema rechazó películas de estudios independientes, y aclaró: “Quizás fui ingenuo. Tal hecho de que esos estudios, después, no pudiera querer”.
Su carrera ha sido marcada por actuaciones que han sido vistas a nivel global, y recordó un comentario de la esposa de un amigo que le hizo reflexionar sobre su imagen: “¿Qué carajo pasa con tus cejas en la película?”, lo que le llevó a ver la película y a reconocer su vulnerabilidad. “Soy absurdamente vulnerable y vanidoso a la vez”, admitió.
Baker también ha explorado la dirección, con su ópera prima Breath, que surgió de una conexión emocional con la obra de Tim Winton. “Había una historia sobre chicos surfistas, mucha juventud”, explicó. Aunque inicialmente buscaba que otro director llevara la historia al cine, su colega Garth Davis lo animó a asumir el mando: “Me dijo: ‘Simon, ¿no pensaste que deberías dirigir esto? Hablas como un director’”. El resultado fue aclamado, ganando el premio a Mejor Actor de Reparto en los AACTA y en los Australian Directors Guild Awards. Aunque ha continuado actuando, Baker está abierto a la posibilidad de dirigir nuevamente, siempre que la propuesta sea lo suficientemente valiosa.