El TDAH en niños: entre la creatividad y el riesgo de marginación social

Los desafíos del TDAH en niños y la importancia del tratamiento temprano.
Los desafíos del TDAH en niños y la importancia del tratamiento temprano.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición neurobiológica que afecta a millones de niños en todo el mundo, marcando profundamente sus relaciones sociales desde una edad temprana. Niños como Anna, de 12 años, encarnan la complejidad del TDAH: una mezcla de impulsividad, emociones intensas y comportamientos difíciles de gestionar para su entorno. Aunque el diagnóstico puede proporcionar claridad, también revela una paradoja: estos niños necesitan comprensión y apoyo, pero su comportamiento tiende a generar rechazo, iniciando un círculo vicioso que afecta su autoestima y la calidad de sus interacciones.

Los primeros años de Anna en la escuela primaria estuvieron marcados por la dificultad para regular sus impulsos. Su inclinación a interrumpir, la incapacidad para manejar la frustración cuando sus amigos jugaban con otros, y su hábito de abrazar sin preguntar generaban tensión tanto con sus compañeros como con sus profesores. Esto excluía a Anna de las dinámicas grupales, impidiendo que construyera relaciones duraderas. Este tipo de experiencias son comunes entre los niños con TDAH, quienes a menudo se encuentran marginados al no cumplir con las expectativas sociales.

Tobias Gregor, neurólogo pediátrico, explica que esto se debe a que las diferencias neurobiológicas dificultan habilidades fundamentales como el contacto visual, que es considerado una señal de atención y respeto en muchas culturas occidentales. Los niños con TDAH pueden evitar mirar directamente a su interlocutor, no porque no estén interesados, sino porque se desvían hacia detalles insignificantes, como una expresión facial asimétrica o un mechón de cabello.

Para manejar estas situaciones, muchos niños desarrollan estrategias de adaptación que, aunque les otorgan momentáneamente un lugar en el grupo, perpetúan ciertos estigmas. Por ejemplo, Anna adoptó el papel de “payaso de la clase” al ingresar a la secundaria, un rol que sus compañeros asociaron con su personalidad impulsiva y su humor espontáneo. Si bien ser celebrado por su creatividad puede ser positivo, esto también refuerza su aislamiento y limita la posibilidad de establecer conexiones profundas y significativas. Esta falta de control es típica y puede interpretarse en contextos como una fortaleza.

Muchas personas creativas, incluidos actores y comediantes, comparten estas características, utilizando su espontaneidad para conectar con el público. Sin embargo, todos estos caminos hacia una salida positiva conllevan el riesgo de ser tratados de manera inadecuada. El tratamiento es esencial para mejorar el rendimiento académico y proteger la salud mental de los niños. Con el apoyo adecuado, los niños con TDAH enfrentan un mayor riesgo de desarrollar depresión, adicciones y trastornos alimentarios en el futuro. La combinación de medicación y terapia conductual ha demostrado ser la intervención más eficaz, ayudando a modular los entornos en los que se desenvuelven.

A pesar de los avances en el diagnóstico, el TDAH sigue siendo ampliamente malinterpretado, especialmente en internet, donde se tiende a romantizarlo. La percepción de “genios distraídos” o “creativos bajo presión” minimiza los desafíos reales que enfrentan, desviando la atención de la necesidad de un enfoque integral por parte de padres y profesores. Es crucial que estos adultos se involucren en el proceso de implementación de adaptaciones en el aula, siendo sensibles y dispuestos a colaborar para marcar una diferencia significativa en la experiencia diaria del niño, mediando conflictos y fomentando un ambiente inclusivo.

Asimismo, los educadores juegan un papel vital al ayudar a los niños a comprender cómo perciben los demás su comportamiento. Esto implica no culpabilizarlos, sino enseñarles a reconocer sus acciones y valorar sus fortalezas, ya sea su creatividad, empatía o sentido de la justicia. Una inclusión efectiva en la historia ilustra un enfoque que trata los síntomas valorando las capacidades individuales, promoviendo un entorno en el sistema escolar que, aunque pueda parecer rígido y poco adaptable a las necesidades, puede transformarse con el compromiso de padres y especialistas para ayudarles a encontrar su lugar.

Los desafíos que enfrentan los niños con TDAH son definidos, pero trascenderlos puede enriquecer las conexiones que tienen con quienes los rodean.