El verano de 2025 ha traído consigo una declaración de estilo inesperada pero poderosa: los tonos amarronados. Estos colores, que evocan lo neutro y terrenal, se han posicionado como las estrellas de la temporada en las playas más exclusivas de la costa, especialmente en Punta del Este y sus alrededores. Desde paseos por La Barra hasta noches en restaurantes exclusivos de José Ignacio, como Huella, estas tonalidades se manifiestan en trajes de baño, accesorios y looks playeros que combinan elegancia y comodidad. La diseñadora Claudia Arce destacó en un diálogo exclusivo con Infobae que el marrón “se vuelve a imponer después de mucho tiempo, expresa carácter”. Además, indicó que este color refleja naturalidad al estar asociado a la tierra. A su vez, anticipó que mantendrá su vigencia en invierno, donde aparecerá en diferentes gamas y destacará en combinación con el negro para aportar un toque de sofisticación adicional.
Incluso el Pantone Color Institute ha reconocido esta tendencia al consagrar el tono Mocha Mousse como un color cálido y reconfortante, lo que refuerza su protagonismo tanto en desfiles internacionales como en escenarios cotidianos durante los meses calurosos. La introducción del año 2000 del Cerulean Blue en las selecciones anuales anticipó o reflejó grandes cambios sociales, y sigue la tradición de resaltar la importancia de los tonos terrosos en un contexto cultural y social contemporáneo. Esta tendencia celebra la diversidad en el diseño y valora los elementos naturales, mostrando también la capacidad de impactar en el cotidiano mundo de la alta costura.
En la Moda Este, los desfiles y tendencias son el lugar ideal para disfrutar del sol y el mar. En este icónico destino turístico, la moda es parte esencial del paisaje. Sitios como Playa Mansa, José Ignacio y Manantiales se han convertido en pasarelas informales donde los veraneantes exhiben las últimas tendencias, que incluyen elementos focales. Sombreros de paja teñidos de chocolate, bolsos de cuero castaño y lentes con monturas capuchinos son protagonistas entre los visitantes. La influencia de las celebridades en este fenómeno de colores no se limita a las playas. Al atardecer, las celebridades adoptan atuendos de manera versátil. Camisas de lino marrón, vestidos satinados y sandalias son elecciones comunes que reflejan un equilibrio entre lujo y relajación, y estas figuras suelen marcar la pauta en la moda.
Es habitual que opten por capturar la esencia de la mezcla de calidez, conexión con la naturaleza y sofisticación. Este estilo funciona como un lienzo que se adapta a estilismos minimalistas y combinaciones llamativas y vibrantes. El atractivo de los tonos amarronados radica en su adaptabilidad a distintas ocasiones y estilos. Durante el día, se pueden ver trajes de baño y túnicas ligeras, acompañados de accesorios que añaden texturas de cuero y mimbre. Por la noche, se transforman en el aliado perfecto para largos conjuntos monocromáticos que, gracias a las telas de seda y satén, adquieren un aire relajado.
Las colecciones de 2025 han demostrado ser caracterizadas por su versatilidad. Como señaló Claudia Arce, esto demuestra que se pueden combinar con vibrantes tonos celeste y rosa pastel en un enfoque veraniego. Su éxito refleja un cambio en la forma en que las personas se conectan con su entorno, remitiendo a la tierra, la madera y el cacao, y evocando una sensación de calidez, sostenibilidad y bienestar personal, valores cada vez más apreciados. Esta tendencia logra sintetizar ideas a través de un lenguaje visual que inspira confort y refinamiento.
Más allá de la playa, aunque el escenario principal brilla con los tonos terrosos, su potencial va más allá. Estos colores tienen la capacidad única de trascender estaciones y amoldarse con facilidad a contextos formales y de relax, desde cenas elegantes hasta momentos exclusivos en la playa, manteniéndose relevantes y estilizados.