El resurgimiento del movimiento antivacunas: ¿por qué persisten los mitos a pesar de la evidencia científica?

Expertas desmienten mitos antivacunas y destacan la seguridad de las vacunas.
Expertas desmienten mitos antivacunas y destacan la seguridad de las vacunas.

La discusión sobre las vacunas ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente con el desarrollo de las dosis para combatir el coronavirus. Este fenómeno ha reavivado el movimiento antivacunas, que ha amplificado mitos y temores a través de las redes sociales. Sin embargo, es importante señalar que las vacunas han sido una de las intervenciones médicas más efectivas en la historia, salvando innumerables vidas. A pesar de su éxito, persisten inquietudes en ciertos sectores de la población. Este artículo explora los argumentos que se presentan en contra de las vacunas y lo que la ciencia dice al respecto.

¿Cómo funciona una vacuna?

La bioquímica Annette Trombert, directora de la Escuela de Biotecnología de la Universidad Mayor, explica que existen diversas formas de producir vacunas, pero todas comparten un objetivo común: generar una reacción inmunológica controlada y protectora. En términos simples, una vacuna expone al sistema inmunológico a un antígeno, que puede ser atenuado, inactivado o fragmentos del mismo, para que el organismo lo reconozca y produzca una respuesta protectora. Esto resulta en la creación de memoria inmunológica, lo que permite al cuerpo reaccionar rápidamente ante futuras exposiciones al virus o bacteria.

Variabilidad en la administración de vacunas

La infectóloga pediátrica María Luz Endeiza, jefa del vacunatorio de la Universidad de los Andes, aclara que la frecuencia con la que se administran las vacunas depende del tipo de vacuna y de los anticuerpos que generan. Algunos virus son más estables y no mutan, lo que permite que los anticuerpos generados reconozcan variantes del mismo virus a lo largo del tiempo. En contraste, virus como la influenza y el COVID-19 mutan con frecuencia, lo que requiere la formulación de nuevas vacunas que reconozcan las variantes emergentes.

El movimiento antivacunas: mitos y realidades

No todos los que se oponen a las vacunas lo hacen por las mismas razones, aunque muchas de estas razones se entrelazan. La inmunóloga Lorena Ferreira de la Universidad de Chile, quien también se dedica a la divulgación científica, ha observado que existe una necesidad de información veraz frente a la desinformación que circula en las redes sociales.

Las vacunas y los metales pesados

Uno de los mitos más comunes es que las vacunas contienen metales pesados que se adhieren al cuerpo. Aunque algunas vacunas incluyen elementos como el aluminio o el timerosal (un compuesto de etilmercurio), estos no representan un riesgo para la salud. La doctora Endeiza afirma que el etilmercurio no es tóxico y se elimina del cuerpo rápidamente. Además, el aluminio es un elemento común en la naturaleza y se consume en cantidades mucho mayores a las que se encuentran en las vacunas.

Las vacunas y el autismo

Otro mito persistente es la supuesta relación entre las vacunas y el autismo. Un estudio de 1998 en la revista The Lancet que sugería esta conexión fue desmentido debido a fallos metodológicos y manipulación de datos. Desde entonces, numerosos estudios han demostrado que no existe evidencia que vincule las vacunas con el autismo.

Riesgos de trombosis

Durante la pandemia, algunas vacunas, como la de AstraZeneca, mostraron efectos adversos como trombosis. Sin embargo, la doctora Endeiza señala que el riesgo de trombosis asociado al virus SARS-CoV-2 es significativamente mayor que el riesgo asociado a la vacunación. La trombosis venosa relacionada con las vacunas es de aproximadamente uno por cada millón de dosis administradas, mientras que la infección por COVID-19 puede tener tasas de trombosis de hasta el 50%.

El sistema inmune de los niños

El Programa Nacional de Inmunizaciones del Ministerio de Salud de Chile incluye una serie de vacunas que se administran en los primeros años de vida. La doctora Endeiza explica que el sistema inmune de los niños es inmaduro hasta los dos años, lo que requiere múltiples dosis para asegurar una respuesta inmune adecuada. Las dudas de los padres sobre la vacunación son legítimas, y se les anima a discutir sus inquietudes con los pediatras.

Desarrollo rápido de las vacunas contra el COVID-19

La rapidez en la producción de las vacunas contra el COVID-19 ha suscitado escepticismo. Sin embargo, la tecnología de ARN mensajero utilizada en algunas de estas vacunas ya se había investigado durante años. La doctora Endeiza explica que esta tecnología permite que las células produzcan una proteína específica del virus, lo que ayuda al sistema inmune a reconocerlo sin alterar el núcleo celular.

Impacto de no vacunarse

La bioquímica Trombert advierte que no vacunarse puede tener consecuencias graves, no solo para el individuo, sino también para la comunidad. Las personas no vacunadas pueden enfermar gravemente y contagiar a aquellos que son más vulnerables, como los inmunodeprimidos y los ancianos. Aunque existen grupos que no pueden recibir ciertas vacunas, la mayoría de la población puede beneficiarse de la inmunización.

Vacunas y contagios

Una pregunta común es por qué vacunarse si se puede contraer la enfermedad. La respuesta es que las vacunas reducen significativamente el riesgo de enfermedad grave y muerte. La inmunóloga de la Universidad de Chile enfatiza que las vacunas son más seguras que la infección natural, ya que las enfermedades pueden tener consecuencias severas.

Reaparición de enfermedades prevenibles

En 2023, Unicef reportó una alarmante disminución en la vacunación infantil a nivel mundial, lo que ha llevado a un aumento en la desconfianza hacia las vacunas. Este fenómeno ha permitido que enfermedades que antes estaban controladas resurjan. Por ejemplo, en 2024, Gaza experimentó un brote de poliomielitis tras la interrupción de la vacunación, y en Estados Unidos se reportó un brote de sarampión debido a la desinformación sobre las vacunas.

Las expertas coinciden en que el resurgimiento de enfermedades prevenibles debe ser un llamado de atención para la sociedad, recordando la importancia de la vacunación en la salud pública.