Helicobacter pylori es una bacteria común que puede causar inflamación crónica y aumentar el riesgo de cáncer gástrico. Conoce sus efectos y prevención.
La bacteria Helicobacter pylori (H. pylori) es un microorganismo que habita en el revestimiento del estómago y es extremadamente prevalente a nivel global. Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, se estima que aproximadamente dos tercios de la población mundial está infectada con esta bacteria. En el contexto de Chile, la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE) indica que alrededor del 70% de la población podría ser portadora de H. pylori.
Aunque muchas personas pueden ser portadoras de H. pylori sin experimentar síntomas, en ciertos casos, la infección puede acarrear serios riesgos para la salud a largo plazo, incluyendo la posibilidad de desarrollar cáncer gástrico. La relación entre Helicobacter pylori y el cáncer ha sido objeto de estudio, y aunque la mayoría de los infectados no presentan síntomas evidentes, la bacteria es conocida por provocar inflamación crónica en el revestimiento del estómago. Esta inflamación puede dar lugar a enfermedades graves, como la gastritis atrófica y varios tipos de cáncer gástrico, entre los que se encuentran el adenocarcinoma gástrico y el linfoma gástrico de tejido linfoide asociado a mucosa.
A pesar de la alta tasa de infección, se estima que solo entre el 1% y el 3% de las personas infectadas con H. pylori desarrollarán cáncer, según un artículo de The New York Times que cita a la investigadora Nina Salama del Fred Hutch Cancer Center. El mecanismo exacto a través del cual H. pylori induce cáncer no se comprende completamente. Sin embargo, se sospecha que la inflamación crónica que genera en el estómago podría predisponer a las células a sufrir mutaciones que las transformen en cancerosas.
El Dr. Arnoldo Riquelme, miembro de la SChGE, señala que Helicobacter pylori causa gastritis crónica, que con el tiempo puede evolucionar hacia úlceras gástricas o duodenales, así como provocar hemorragias digestivas, las cuales son una causa común de hospitalización. Si la bacteria no es erradicada mediante tratamiento antibiótico, puede ocasionar lesiones precoces que eventualmente podrían progresar a cáncer gástrico.
Una de las características más preocupantes de H. pylori es su capacidad para sobrevivir en el ambiente ácido del estómago. De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, la bacteria tiene la habilidad de neutralizar la acidez en su entorno inmediato, lo que le permite adherirse al revestimiento gástrico sin ser eliminada por el sistema inmunológico. Además, H. pylori libera proteínas tóxicas en las células del estómago, lo que provoca daño y facilita la aparición de mutaciones.
El diagnóstico de la infección por H. pylori generalmente se realiza cuando los pacientes presentan síntomas como úlceras estomacales, dolor abdominal persistente o heces con sangre. A pesar de su asociación con condiciones graves, muchas personas que portan la bacteria nunca desarrollan síntomas. Sin embargo, es crucial llevar a cabo pruebas y tratamientos cuando se presentan signos de alarma. El tratamiento habitual incluye una combinación de antibióticos junto con medicamentos que reducen la acidez estomacal y protegen el revestimiento del estómago.
La transmisión de Helicobacter pylori ocurre principalmente a través del contacto directo con saliva, vómito o heces infectadas, lo que la hace común en entornos con condiciones higiénicas deficientes o en situaciones de hacinamiento. Según el artículo de The New York Times, mantener una buena higiene personal, que incluya el lavado frecuente de manos con agua y jabón, así como evitar compartir utensilios o cepillos de dientes, puede ser efectivo para prevenir la transmisión de la bacteria entre los miembros de una misma familia.