
El empresario y asesor del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en el gobierno de Donald Trump, Elon Musk, ha suscitado controversia al abogar por jornadas laborales de 120 horas semanales, lo que equivale a trabajar 17 horas y 8 minutos al día. En la red social X, Musk afirmó: “DOGE trabaja 120 horas semanales. Nuestros oponentes burocráticos trabajan, con optimismo, 40 horas semanales. Por eso están perdiendo tan rápido”.
Una filosofía laboral extrema
Musk ha sido un firme defensor de las largas jornadas laborales, argumentando que el mínimo necesario para “generar impacto” es de 80 horas semanales. En 2018, ya había expresado que “nadie ha cambiado el mundo con 40 horas a la semana”. Su compromiso con esta filosofía laboral se detalla en su biografía, escrita por Walter Isaacson, donde se narra cómo dormía en las oficinas y utilizaba gimnasios públicos para asearse durante sus inicios en 1995.
Compromiso con la innovación
Incluso en la actualidad, Musk ha dormido en las fábricas de Tesla en momentos críticos, supervisando de manera directa las operaciones más importantes. Este enfoque extremo hacia el trabajo ha sido parte de su trayectoria profesional, donde la dedicación y el esfuerzo son considerados esenciales para el éxito y la innovación.
El descanso como factor clave
A pesar de su postura sobre las largas horas de trabajo, Musk ha reconocido que dormir menos de seis horas por noche impacta negativamente en su rendimiento. En una entrevista con CNBC, admitió haber intentado reducir su tiempo de descanso, pero esto resultó en una disminución de su productividad. “He probado dormir menos, pero mi productividad cae considerablemente”, confesó, estableciendo seis horas como su mínimo necesario para mantener un rendimiento óptimo.
Las declaraciones de Musk han generado un intenso debate sobre los límites de la productividad y el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, tanto en el ámbito empresarial como en el gubernamental.