Martín Alejandro “Banana” Espiasse, originario de Chubut, se ha consolidado como una de las figuras más emblemáticas del hampa argentina. Este individuo es reconocido por su participación en asaltos de alto perfil, incluyendo el robo al Ministerio de Economía en su provincia, un hecho delictivo que tuvo lugar en Rawson en el año 2008. Durante este asalto, dos policías fueron asesinados a tiros con una ametralladora SKS de fabricación soviética. Aunque Espiasse no disparó el arma, fue condenado a prisión perpetua por su implicación en el crimen. A lo largo de su vida delictiva, ha logrado escapar en varias ocasiones, siendo su fuga más notable la que ocurrió en agosto de 2013 del penal de Ezeiza, un evento que sigue siendo un misterio sin resolver hasta la fecha.
En 2017, Espiasse fue capturado nuevamente en un búnker que había construido en una zona rural de Mendoza. En este lugar, se descubrió que vivía bajo identidades falsas y poseía un impresionante arsenal de armas de guerra, así como más de 20 plantas de marihuana y 22 barras de gelignita, un explosivo plástico con un sistema completo de detonación. Debido a la posesión de explosivos, la Justicia Federal de Mendoza le impuso una condena de 13 años de prisión. Durante su tiempo en prisión, Espiasse pasó casi la mitad de su vida liderando motines, sufriendo ataques con cuchillos y provocando incendios en colchones como forma de protesta, ganándose la reputación de ser un preso indomable, reconocido por otros internos que olfateaban su jerarquía dentro del sistema penitenciario.
Su último enfrentamiento en el ámbito carcelario ocurrió a mediados de 2021 en Resistencia, Chaco, donde resistió un recuento en su pabellón armado con un cuchillo, enfrentándose a un grupo de penitenciarios armados. Posteriormente, fue trasladado de vuelta a Rawson, donde había vivido durante varios años. Recientemente, el Servicio Penitenciario Federal ordenó su traslado a Marcos Paz, un lugar que conoce bien debido a su historial de violencia. Espiasse fue transportado en un vuelo de la Fuerza Aérea que aterrizó en el aeropuerto El Palomar, rodeado de efectivos del SPF y de la PSA.
El motivo de su traslado se relaciona con su perfil de riesgo, lo que llevó a fuentes oficiales a asegurar a Infobae que el viaje por tierra sería menos riesgoso. En total, nueve internos fueron trasladados de diferentes puntos del país de la misma manera. Este traslado marca el inicio de una nueva etapa en el Sistema de Gestión de Presos de Alto Riesgo, donde se le asignará un régimen de 20 horas al día en una celda cerrada. Mientras tanto, el mismo día de su traslado, la Corte Suprema rechazó su última apelación, lo que representa una derrota significativa para el criminal, sobre el cual se ha escrito una biografía titulada Trueno Sangre, publicada por Rara Avis.
El riesgo que enfrenta Espiasse en su nuevo entorno es considerable, ya que incluye una separación total de otros detenidos, requisas constantes y limitaciones en las comunicaciones telefónicas con su familia, así como restricciones en las conversaciones con su abogada, cuya identidad deberá ser certificada por un oficio judicial. Al anunciar su traslado, la ministra Patricia Bullrich lo calificó como un “narcoterrorista”, a pesar de que nunca se ha comprobado su implicación en actos de terrorismo, ni se le ha condenado por ello, aunque se le ha vinculado con el menudeo de drogas.
Una fuente clave en el asunto ha afirmado que no ha habido ningún hecho de violencia que justifique una manipulación desde su celda, indicando que la situación se debe simplemente a su perfil. A pesar de su relativa paz en la prisión, su historial delictivo siempre despierta sospechas. Otra fuente ha señalado que es lógico que se tomen precauciones, dado que las prisiones federales y provinciales tienen un historial de motines y violencia. En 2021, un motín en el que estuvo involucrado Espiasse resultó en varios heridos, y su compañero histórico, conocido como Cachetón Barrientos, intentó robar en Chubut. Actualmente, Espiasse se encuentra rodeado de capos del crimen, como “Guille” Cantero, líder de la facción Los Monos. Esta situación, en teoría, debería reducir el roce con otros criminales.
En cuanto a su condena perpetua, ya confirmada por el Superior Tribunal chubutense, el fallo fue firmado por los jueces Lorenzetti, Maqueda, Rosenkrantz y Rosatti, y se basa en defectos formales para su rechazo.
