
El maltrato y abandono de perros, en particular aquellos de razas estigmatizadas como los pitbulls, sigue siendo un problema significativo que revela profundas carencias en la tenencia responsable de mascotas. Estos animales, a menudo catalogados como peligrosos, son víctimas de prejuicios y violencia, muchas veces sin tener en cuenta el contexto en el que fueron criados. El debate en torno a los perros denominados “potencialmente peligrosos” pone de manifiesto la falta de información y la necesidad de implementar medidas que promuevan tanto el bienestar animal como la responsabilidad de los tutores. A pesar de los estigmas, especialistas en comportamiento animal destacan que la conducta de estos perros depende mayormente del entorno y la educación que reciben, más que de su carga genética. En un nuevo capítulo de Data Animal, Micaela Yallorenzi, rescatista voluntaria de Fortaleza Pitbull, comparte su experiencia al trabajar con perros que han sufrido violencia extrema. Desde los desafíos de la rehabilitación hasta la importancia de cambiar la percepción social, su relato ofrece una mirada a la complejidad de esta problemática que trasciende las fronteras y se centra en las acciones humanas.
La creación de Fortaleza Pitbull
Yallorenzi explica el origen de la agrupación: “Pitbull nace principalmente porque nosotras, todas somos parte de la agrupación, tenemos pitbulls y no podemos creer cómo esta raza es tan estigmatizada y maltratada por lo que es.” En la actualidad, existen dos legislaciones vigentes que regulan la tenencia de perros en Argentina: una que rige a nivel nacional y otra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Estas normativas describen a los perros de cierto tamaño y mandíbula, pero enfatizan que, por naturaleza, tienen un carácter agresivo. La agrupación busca concientizar sobre la crianza de estos perros, argumentando que “el 70% de la conducta de un perro depende de su educación y solo el 30% corresponde a su genética“. Por ello, es fundamental que los humanos asuman la responsabilidad de educar y cuidar a los perros de manera adecuada.
La vida en el refugio
En cuanto a la convivencia diaria en el refugio, Yallorenzi aclara que no operan como un refugio tradicional. “Nosotros nos manejamos en tránsito. Los casos que recibimos generalmente vienen de peleas o de criaderos, y han vivido encadenados, hasta el punto de tener atrofia muscular y no poder caminar. No están sociabilizados”. Cuando rescatan a un perro, observan características que indican que jamás ha tenido contacto con otros perros o humanos. “Los hospedamos y comenzamos un proceso de adiestramiento y reinserción en la sociedad. Obviamente, son completamente recuperables. El éxito está en la diferencia, eso puede recuperarse y trabajarse así”, agregó la rescatista.
Desafíos en la adopción
Yallorenzi también menciona que la búsqueda de hogares para los perros rescatados enfrenta importantes obstáculos debido al estigma que pesa sobre los pitbulls. “Es muy difícil conseguir gente que esté dispuesta a adoptar, ya que requieren condiciones específicas para garantizar la seguridad del animal. Entre estas condiciones, el hogar debe tener niños pequeños, ya que un niño pequeño puede ser un estímulo para el perro y, si no está controlado, podría provocar una reacción defensiva”. Además, enfatiza que es preferible que no haya otros perros en la casa, dado que “la presentación debe ser paulatina”. Estas exigencias, combinadas con la falta de voluntarios, complican considerablemente el proceso de rescate.
El proceso de rescate
Cuando se le pregunta sobre cómo se desarrollan los rescates, Yallorenzi responde: “Es un proceso muy fuerte porque puedes encontrar perros maltratados con saña. El desconocimiento lleva al miedo y es detestable. Por ejemplo, Oliver tenía un hachazo en el lomo y terminó muriendo. Encontrarte con situaciones así es muy fuerte; primero, no sabes cómo reaccionar. Segundo, pasas un dolor tremendo. Tercero, te preguntas: ‘¿qué hacemos? ¿Recuperamos al perro?’. Bueno, pasan esas emociones y en ese momento lo llevamos a veterinaria para su recuperación física. Cuando la recuperación física avanza, también lo hace su bienestar emocional”. Yallorenzi menciona que algunos perros son extremadamente dóciles con los humanos, mientras que otros requieren la intervención de un adiestrador para abordar ciertos comportamientos. Sin embargo, asegura que “no es la raza la que determina la conducta“.
Consideraciones para la adopción
Aquellos que deseen adoptar un pitbull deben considerar que estos perros crecen rápidamente y pueden convertirse en “dinosaurios” en cuestión de meses. Tienen altos niveles de energía y, frente a cualquier comportamiento, Yallorenzi subraya que “hoy hay herramientas para poder cambiarlo”. En cuanto a la recuperación emocional, menciona que, en algunos casos, es posible que un perro pueda recuperarse emocionalmente. Por ejemplo, Thor fue rescatado y, aunque estuvo cuatro años en adiestramiento, tiene la posibilidad de tener éxito en su reinserción.
Legislación y políticas públicas
En relación a la legislación, Yallorenzi señala que, a pesar de que en 2018 se estableció una legislación en el Gobierno de la Ciudad que incluye el uso de microchips, no ha habido avances significativos en términos legislativos. Sin embargo, menciona que ha habido muchas campañas de adopción que ayudan a concientizar sobre la tenencia responsable de mascotas. “La verdad es que ayudó mucho en los últimos años, pudimos acercar a muchos perros a nuevos hogares”. Yallorenzi también destaca la importancia de la salud pública, mencionando que la vacunación antirrábica debería aplicarse a todos los perros, no solo a los considerados peligrosos.
Cómo colaborar con la causa
Finalmente, Yallorenzi invita a quienes deseen colaborar a informarse y contactar a la agrupación. “Nosotras necesitamos muchísimos tránsitos para rescates, ya que los costos son altísimos. Necesitamos voluntarios que acompañen y gente con ganas de emprender esto, con amor por los animales”. La situación de los pitbulls y otros perros en condiciones de maltrato sigue siendo un tema crítico que requiere atención y acción por parte de la sociedad.