
Los conductores de camiones en el sur de Florida podrían enfrentar la pérdida de sus empleos si no pueden demostrar su dominio del inglés, tras una nueva orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump. Esta normativa, emitida el lunes, exige que todos los camioneros que operan en las carreteras de EE. UU. sean capaces de leer señales de tráfico y comunicarse con las autoridades y funcionarios de seguridad. La orden define la “competencia” como la capacidad de entender la señalización vial e interactuar con agencias como los departamentos de seguridad vial, la patrulla fronteriza y los puntos de control agrícola. Según el Departamento de Transporte de EE. UU., los conductores que no cumplan con este estándar podrían ser retirados del servicio. La aplicación de esta normativa comenzará en 60 días.
Las reacciones entre los camioneros de Miami han sido mixtas. Russell Rocha, un conductor con 17 años de experiencia, expresó su apoyo a la regla, afirmando: “Si no puedes leer o entender una señal, eso es un poco peligroso; podría afectarnos a todos”. Por otro lado, Yoman Rivera, un camionero de Miami con 15 años en la carretera, criticó la medida, calificándola de “una ley horrible”. Rivera, quien asegura no haber tenido problemas con el inglés, explicó que siempre ha podido reconocer la señalización y comunicarse con los oficiales a pesar de su limitado dominio del idioma.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, justificó la nueva medida citando accidentes fatales vinculados a las barreras lingüísticas de los conductores. Duffy comentó: “Hay casos documentados donde la incapacidad de los conductores para leer señales y hablar el idioma puede haber contribuido a una serie de accidentes fatales”.
Por su parte, Sherry Fairchild, quien ha conducido camiones durante seis años, indicó que aún es incierto cuántos conductores se verán obligados a abandonar la industria debido a esta regla. “Depende de cuántas personas se vean afectadas y cuántas decidan salir de la industria por esto”, dijo. Rivera advirtió que las consecuencias de esta normativa se extenderán más allá de los conductores, afirmando: “El consumidor es quien sufrirá”, aludiendo a las interrupciones en los horarios de entrega. Rocha coincidió, señalando el potencial de retrasos en el envío y la recepción si los conductores son apartados del servicio.
Con la cuenta regresiva para la aplicación de la normativa ya en marcha, la industria se prepara para cambios significativos y posibles repercusiones.