
Al envejecer, muchas personas experimentan una disminución en sus funciones cognitivas. Sin embargo, hay adultos mayores que mantienen una sorprendente agudeza mental que parece desafiar el proceso habitual del envejecimiento. Este fenómeno ha capturado la atención de la comunidad científica, que se pregunta qué factores hacen que ciertos cerebros envejezcan a ritmos diferentes. La respuesta parece ser una combinación de factores genéticos, estilo de vida y decisiones tomadas a lo largo de la vida. Investigaciones recientes, como las realizadas por el equipo de los Estudios de Cohortes de Nacimiento de Lothian en Escocia, han permitido a los científicos estudiar las trayectorias del envejecimiento cognitivo de personas que han sido seguidas desde la infancia.
Factores que influyen en el envejecimiento cognitivo
Simon R. Cox, investigador de la Universidad de Edimburgo, explicó a CNN que cerca de la mitad de la variabilidad en el envejecimiento cognitivo puede rastrearse hasta las habilidades cognitivas tempranas, pero además, los hábitos en la adultez juegan un papel importante en cómo se envejece cognitivamente. A lo largo de los años, los estudios han ido perfilando una serie de contribuyentes que ayudan a mantener el cerebro saludable en la vejez, los cuales pueden ser modificados. El ejercicio físico, una dieta equilibrada, la interacción social y el aprendizaje continuo son algunas de las claves que los investigadores destacan como contribuyentes a un menor riesgo de deterioro cognitivo.
La influencia de la infancia en la cognición en la vejez
Estas investigaciones también señalan que no existe una “fórmula mágica” para el envejecimiento cognitivo; cada persona es única y esa es una de las grandes incógnitas de la ciencia. Uno de los descubrimientos sorprendentes de los estudios longitudinales es que la salud en la niñez influye significativamente en la vejez. Los estudios de Lothian, que han seguido a grupos escoceses nacidos entre 1921 y 1936 desde su infancia, revelan que aquellos con mayor puntaje en pruebas de inteligencia a los 11 años tienden a presentar una mejor capacidad cognitiva en la vejez. Este hallazgo sugiere que aproximadamente el 50% de las diferencias en cognición pueden estar presentes desde la infancia, lo que evidencia una fuerte influencia genética y del entorno en los primeros años de vida.
Cox señala que, aunque la estabilidad a lo largo del tiempo es significativa, hay una parte que está determinada por eventos y elecciones en la adultez. Factores como el estrés crónico, la actividad física regular y el estado de salud general tienen un impacto notable en cómo se maneja el proceso de envejecimiento. La calidad de vida desempeña un papel clave en el mantenimiento de la salud cerebral. Según los expertos, llevar una vida equilibrada y evitar el tabaco no solo está asociado con un mejor desempeño cardiovascular, sino que también tiene un efecto directo en el cerebro. Se ha demostrado que una dieta saludable mejora la conectividad de la materia blanca, el tejido encargado de conectar diferentes áreas del cerebro y facilitar la comunicación entre ellas.
Dietas y actividades que promueven la salud cognitiva
En el ámbito de la neurología, se ha indicado que dietas específicas, como la DASH (Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión) y la dieta mediterránea, pueden contribuir a la función ejecutiva del cerebro, especialmente en relación con enfermedades cardiovasculares. Estas dietas incluyen alimentos ricos en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, que parecen proteger contra el deterioro cognitivo. Además de los beneficios físicos, las actividades intelectuales, como aprender un nuevo idioma o tocar un instrumento musical, también marcan una diferencia significativa. Estas actividades estimulan el cerebro, manteniéndolo activo y mejorando su capacidad de adaptación, lo cual es crucial para enfrentar los desafíos del envejecimiento.
Identificación de los superenvejecedores cognitivos
La investigación ha identificado a individuos que retienen habilidades cognitivas similares a las de personas más jóvenes, denominados “superenvejecedores cognitivos”. Estos individuos presentan un rendimiento excepcional en tareas que requieren memoria ejecutiva, a pesar de su edad. Según una cadena norteamericana, “no todos los aspectos ocurren al mismo tiempo”; en otras palabras, existen variaciones individuales significativas que aún están siendo estudiadas para entender qué las provoca. La genética juega un papel, pero hay características comunes entre los superenvejecedores, como la implicación en tareas mentalmente desafiantes. Además, estos individuos muestran menos signos de envejecimiento en imágenes de resonancia magnética, a menudo presentando una apariencia “más joven”.
El papel de la meditación y el cuidado personal
En los últimos años, se ha investigado el impacto de la meditación, que se ha encontrado que ayuda a reducir el estrés, un factor que afecta la cognición. La meditación podría estar relacionada con la longitud de los telómeros, estructuras en los extremos de los cromosomas cuya longitud se asocia con la salud celular. Yongey Mingyur Rinpoche, un maestro budista, ha participado en estudios que examinan los efectos de la meditación, y los resultados preliminares sugieren que décadas de práctica meditativa pueden estar asociadas con un perfil cognitivo más lento en promedio, lo que abre nuevas preguntas sobre el potencial a largo plazo de estas prácticas.
Comprender cómo varían estos factores permite a los científicos ofrecer herramientas que ayuden a las personas a llegar a la vejez en las mejores condiciones posibles. Tal como concluyen los investigadores de Edimburgo, es probable que exista un determinante, y que pequeñas contribuciones acumuladas a lo largo de la vida puedan tener un impacto significativo en la salud cognitiva. La importancia de tomar decisiones informadas a medida que se envejece y de mantener un estilo de vida saludable es fundamental para aprovechar al máximo el potencial del cerebro, aunque el envejecimiento sea inevitable.