
El sistema electoral de Estados Unidos se caracteriza por su singularidad y complejidad, fundamentado en un mecanismo de votos indirectos a través del Colegio Electoral. Este sistema asigna a cada estado una cantidad específica de electores, lo que resulta crucial para comprender la dinámica electoral y el impacto de ciertos estados en el resultado final de las elecciones. En ocasiones, el candidato que recibe la mayoría de los votos populares no es el que asume la presidencia, lo que añade una capa de complejidad al proceso electoral estadounidense.
¿Qué es el Colegio Electoral y por qué algunos estados valen más?
El Colegio Electoral está compuesto por un total de 538 electores, quienes son los encargados de seleccionar oficialmente al presidente y al vicepresidente de los Estados Unidos. Cada estado tiene asignado un número específico de electores, que corresponde a la suma de sus senadores y representantes en la Cámara de Representantes. Por ejemplo, el estado de California cuenta con 54 electores, Florida tiene 30, y Nueva York posee 28 electores. Para que un candidato logre la presidencia, debe obtener la mayoría absoluta de los votos electorales, lo que equivale a 270 votos. Esta estructura hace que ciertos estados, conocidos como swing states o estados bisagra, jueguen un papel decisivo en el resultado electoral.
Los estados bisagra, como Florida, Pensilvania y Michigan, no tienen una inclinación política clara hacia un partido en particular, lo que significa que sus electores pueden inclinar la balanza en favor de un candidato u otro, convirtiéndose en determinantes en el desenlace de las elecciones.
¿Por qué no basta con el voto popular?
En un sistema de voto popular directo, como el que se utiliza en Chile, el candidato que recibe la mayor cantidad de votos en todo el país sería el ganador. Sin embargo, el sistema electoral estadounidense está diseñado para equilibrar la influencia de los estados grandes y pequeños. El Colegio Electoral busca que los estados menos poblados no queden completamente eclipsados por los más grandes. Por lo tanto, aunque California puede aportar 55 votos electorales, un conjunto de estados más pequeños que sumen un número equivalente de votos también tienen un peso significativo en la decisión final.
Ejemplo práctico
Para ilustrar este sistema, consideremos un ejemplo simplificado de una elección en Estados Unidos entre dos candidatos: A y B. En este caso, solo tomaremos en cuenta tres estados: California, Texas y Wyoming.
California tiene 55 electores y una gran cantidad de votantes. Supongamos que el candidato A gana en California con el 51% de los votos, mientras que el candidato B obtiene el 49%. A pesar de la estrecha diferencia, el candidato A se lleva los 55 votos electorales del estado, dado que en la mayoría de los estados se aplica el sistema de winner-takes-all o “el ganador se lleva todo”.
En Texas, que cuenta con 38 electores, el candidato B gana con un 70% de los votos frente al 30% de A, llevándose así los 38 votos electorales. Por otro lado, Wyoming, un estado mucho más pequeño con solo 3 electores, también es ganado por el candidato B, quien obtiene el 70% de los votos frente al 30% de A, sumando otros 3 votos electorales.
Si se suman los votos populares en cada estado, es posible que el candidato B tenga más votos a nivel nacional gracias a su victoria en Texas y Wyoming. Sin embargo, el candidato A podría ganar la presidencia al acumular 55 electores de California, en comparación con los 41 que obtuvo el candidato B entre Texas y Wyoming. Por lo tanto, el candidato A ganaría en el Colegio Electoral con 55 votos, a pesar de que el candidato B obtuvo más votos en total a nivel nacional.
Este sistema ha sido objeto de críticas, ya que ha dado lugar a situaciones en las que un candidato puede ganar la mayoría del voto popular, pero perder en el Colegio Electoral. Ejemplos recientes de esto incluyen las elecciones de 2000 y 2016, donde Al Gore y Hillary Clinton, respectivamente, recibieron más votos a nivel nacional que sus oponentes, pero no lograron alcanzar los 270 votos electorales necesarios para la presidencia.