El siglo antisocial: cómo la soledad y la tecnología transforman las interacciones humanas en Estados Unidos

Crisis de aislamiento: el impacto del mundo digital en las relaciones sociales.
Crisis de aislamiento: el impacto del mundo digital en las relaciones sociales.

El artículo The Anti-Social Century (siglo antisocial), escrito por Derek Thompson y publicado en la reconocida revista estadounidense Atlantic, ofrece un análisis detallado sobre la evolución del comportamiento social en los Estados Unidos, destacando una tendencia hacia una vida cada vez más solitaria. A lo largo de la última década, una combinación de factores culturales, tecnológicos y económicos ha llevado a que las personas pasen más tiempo solas, lo que tiene profundas consecuencias para las relaciones humanas, la política y la percepción de la realidad.

Transformación de los espacios sociales

El artículo relata una escena en un restaurante de Carolina del Norte, donde la barra, que tradicionalmente ha sido un lugar de interacción social, ha sido transformada en un punto de recogida de pedidos para llevar. Este cambio ilustra cómo el hábito de comer fuera ha disminuido drásticamente, con un 74% del consumo en restaurantes ahora centrado en el servicio de llevar o a domicilio. Este fenómeno ha sido acelerado por la pandemia, reflejando una tendencia más amplia hacia el aumento de las comidas y bebidas en solitario, lo que indica una preferencia creciente por la soledad.

Evolución de la industria del entretenimiento

Derek Thompson traza paralelismos entre la evolución de la industria gastronómica y la del entretenimiento. Desde mediados del siglo XX, la experiencia colectiva de ir al cine ha sido reemplazada por el consumo individual de contenido en casa, facilitado por avances tecnológicos como el streaming. Este cambio es parte de una tendencia más amplia de privatización del ocio, que ha transformado actividades sociales en experiencias domésticas.

Aislamiento y cambios en el uso del tiempo

Los datos del American Time Use Survey revelan que el tiempo que los estadounidenses pasan con otras personas ha disminuido en un 20% desde 2003, con descensos aún más marcados entre hombres solteros jóvenes menores de 25 años. Aunque esta tendencia se intensificó durante la pandemia, ya estaba en marcha antes de 2020. Los jóvenes, en particular, han reducido sus interacciones cara a cara; ahora prefieren dispositivos electrónicos que permiten conexiones superficiales.

La soledad como problema de salud pública

El autor aborda un debate crucial: aunque la soledad es un problema identificado de salud pública, especialmente en países como Reino Unido y Japón, no todas las personas se sienten solitarias. De hecho, los niveles generales de soledad parecen haberse mantenido estables en los últimos años, incluso cuando el número de personas solitarias ha aumentado. Esto no solo se debe a la soledad, sino también a la falta de reacción ante los impulsos biológicos que normalmente llevarían a buscar interacción social.

El papel de los smartphones en el aislamiento

Los smartphones han desempeñado un papel central en el aumento del aislamiento. Los adolescentes de hoy dedican un 30% de su tiempo despiertos frente a la pantalla, lo que limita su desarrollo en áreas fundamentales. Este fenómeno también afecta a los adultos, transformando la manera en que forman y mantienen amistades, sustituyendo la profundidad de las relaciones por la inmediatez de las interacciones digitales.

Impacto en la política y la cohesión social

El futuro del aislamiento tiene un impacto significativo en la política, exacerbando la polarización y la intolerancia. Según Thompson, el “anillo medio” de las interacciones sociales—los vecinos y conocidos que fomentan la tolerancia—se ha erosionado, dejando a las personas atrapadas en círculos familiares íntimos y comunidades en línea que refuerzan prejuicios. Esto ha contribuido a un ambiente político hostil donde el contacto con opiniones opuestas dificulta la negociación y el compromiso.

Reflexiones sobre el futuro de la interacción social

Atlantic concluye reflexionando sobre cómo la soledad podría profundizarse con el avance de la inteligencia artificial. Las aplicaciones que simulan conversaciones y vínculos emocionales, así como los chatbots, podrían ofrecer consuelo, pero a costa de eliminar los desafíos y beneficios reales de las interacciones humanas. Para contrarrestar esta tendencia, se propone invertir en infraestructuras como bibliotecas y espacios públicos comunitarios que fomenten la interacción. El “siglo antisocial” representa una crisis cultural que afecta la felicidad y la cohesión de la democracia. Aunque la tecnología y los hábitos modernos pueden resultar cómodos y aislantes, han creado una desconexión que amenaza con redefinir la naturaleza humana. Revertir esta situación requerirá tanto voluntad como cambios en las normas sociales, enfatizando que la solución radica en la reconstrucción de conexiones humanas cara a cara.