El monopolio de la música: Los cobros que impone la SCD

Desde 1987, el organismo visita pubs, restoranes, karaokes, entre otros, para cobrar por los derechos de autor de la música utilizada.

Durante el año 2019 la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales (SCD) recaudó 23 mil millones de pesos por cobros realizados a karaokes, discos, bares, entre otros, por derechos de autor de artistas tanto nacionales y extranjeros.

Desde su creación -en 1987- la SCD opera visitando este tipo de establecimientos para cobrar la tarifa que unilateralmente fijó.

“Eso ha sido objeto de controversia a propósito de la regulación de monopolios ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia. Si se entiende que la SCD es un actor monopólico, o a lo menos dominante, su capacidad de fijar unívocamente el precio de las tarifas que están cobrando se vuelve, por sí sola, una condición de abuso”, explica en un reportaje realizado por BiobíoChile Juan Carlos Lara, director de Investigación y Políticas Públicas de la ONG Derechos Digitales.

El método de cobro varía según los metros cuadrados del recinto, el número de personas que recibe o las ganancias brutas mensuales. En este último caso, por ejemplo, los recintos pueden llegar a pagar el 4,5 por ciento de sus ingresos, como es el caso de los karaokes.

En el caso de las discos, el cobro equivale a un 3 por ciento de sus ingresos mensuales; 2,5 por ciento en el caso de los bares; y 1,88 por ciento para los restoranes.

Esto, sin importar si la música que reproducen sólo es anglosajona, pues “la ley presume que tienen el repertorio mundial”.

“La SCD no tiene que demostrarle a cada restaurante que representa a Stevie Wonder; ellos le dan (al establecimiento) una licencia para usar lo que quieran”, señala Rodrigo Velasco, director de Tecnología y Propiedad Intelectual de Alessandri Abogados y miembro del Consejo de la Música del CNCA entre 2012 y 2016.

Del total recaudado, la SCD destina el 30 por ciento para gastos administrativos, es decir, casi el doble de lo que destina su símil en España SGAE para estos efectos.

Álvaro Scaramelli, presidente de la organización entre 2015 y 2017, explica que “dentro de estas gestiones administrativas hay que contar las ayudas sociales. Entre ellas, brindamos jubilaciones a ciertos artistas mayores de 70 años y aportamos dinero a músicos que hayan sufrido enfermedades complejas”.

Después de restar este gasto, la SCD distribuye el resto de la siguiente forma: 50 por ciento para derechos de autos, quienes crearon las obras; 25 por ciento para derechos conexos de intérpretes, quienes cantan o tocan la canción; y otro 25 por ciento para derechos de productores de fonogramas, como sellos discográficos.

Sin instancias de mediación

Una de las principales quejas que tienen los dueños de locales comerciales al recibir este pago es que no hayan instancias mediadoras para definir cuánto se pagará.

Por ejemplo, Erich Ulriksen, propietario del bar La Pinta CCP de Concepción, relató su experiencia con la SCD: “Llegaron a los dos meses de abrir a cobrarme 60 y tantas lucas. ‘Lo único que van a lograr es que yo quiebre; denme la posibilidad de que me cobren menos al principio’ (les dijo)”.

Según el empresario, la organización volvió un año y medio después a cobrar $800 mil por derechos musicales, monto que correspondería a lo que se acumuló.

“En ese tiempo nunca se comunicaron ni me dieron alguna propuesta, pero les pagué 600 mil pesos para ahorrarme el cacho de ir a un juicio. A partir de eso, que fue en 2018, no me han vuelto a pedir nada”, agregó.

Sin cálculo objetivo de reembolso a artistas

Calcular cuánto dinero tiene que entregar la SCD a cada artista por concepto de derechos de autos, es otro problema. En el caso de la música en vivo, el local puede entregar el setlist que utilizó el cantante o la banda.

Sin embargo, con la música envasada es donde se genera un problema pues difícilmente un local lleve un registro de qué temas sonaron durante todo el día, considerando que en ocasiones se dejan reproducir listas sugeridas en las aplicaciones de música.

Por esto, cuando la SCD va a realizar un cobro, lo hacen sin saber qué música realmente sonó. ¿Entonces cómo sabe a qué artistas hacerles un reembolso? No lo sabe, en estos casos simplemente asume que el local utilizó los temas que más suenan en las radios chilenas.

Los artistas reconocen que esta “medición”, los afecta pues Santiago en la ciudad que más reggaetón escucha en el mundo, así que la posibilidad de recibir aportes importantes, si se es una banda nacional de rock o de jazz, por ejemplo, es casi nula.


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