
En un rincón de las tierras altas de Etiopía, la espiritualidad se fusiona con la piedra misma de las montañas. Este lugar es Lalibela, una ciudad sagrada que alberga once iglesias monolíticas excavadas en roca, construidas entre los siglos XII y XIII bajo el reinado del rey Lalibela. Conocida como “Nueva Jerusalén”, este conjunto monumental se ha convertido en el principal centro de peregrinación de la Iglesia Ortodoxa Etíope, siendo un refugio espiritual para millones de fieles que buscan una conexión con su fe. Desde que Etiopía fue declarada oficialmente cristiana en el año 330 d.C., Lalibela ha sido un símbolo de devoción inquebrantable que ha perdurado a lo largo de los siglos. Cada año, miles de peregrinos llegan a esta ciudad para admirar las imponentes iglesias talladas en roca y sumergirse en un lugar sagrado donde la fe late con la misma intensidad que hace cientos de años.
Construcción y arquitectura de las iglesias
La construcción de estas iglesias subterráneas es una hazaña de ingeniería espiritual. Talladas directamente en la roca volcánica, estas estructuras fueron creadas entre los siglos XII y XIII, siguiendo las órdenes del rey Lalibela, quien buscaba construir el corazón de Etiopía. Las iglesias están excavadas a unos 40 o 50 metros de la superficie y están conectadas por una intrincada red de túneles y pasadizos. Una de las características más asombrosas y únicas de estas iglesias es que, a diferencia de la mayoría de los templos, no están edificadas sobre la tierra, sino que están excavadas hacia abajo, creando espacios sagrados inmersos en la roca viva.
La iglesia Biete Giyorgis es una de las más reconocidas, con su impresionante forma de cruz copta, visible solo desde la superficie. Este templo, coronado por una cruz, se hunde en el terreno rocoso, mientras que sus paredes han sido suavemente erosionadas a lo largo de los siglos, dándole un carácter antiguo y místico. La leyenda cuenta que las iglesias fueron construidas con la ayuda de ángeles, quienes completaron la obra en tan solo una noche. Aunque esta explicación es considerada como una verdad por muchos fieles, los historiadores sugieren que el trabajo pudo haber involucrado a artesanos que duraron varias décadas en su construcción. Sin embargo, la exactitud de los detalles de la excavación y la monumentalidad de las estructuras dejan una impresión casi sobrenatural.
Importancia cultural y reconocimiento internacional
El complejo de Lalibela es una maravilla arquitectónica y también un tesoro de inmenso valor para el mundo. En 1978, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, reconociendo su relevancia tanto religiosa como histórica. Lalibela sigue siendo un lugar activo de peregrinación, especialmente durante las festividades de la Semana Santa y Timkat (Epifanía etíope), cuando miles de personas se congregan para participar en rituales ancestrales que se han mantenido intactos desde su origen. Este lugar simboliza la resistencia de un país rodeado de culturas predominantemente musulmanas, con un profundo arraigo en celebraciones religiosas que mezclan ritos antiguos con un fervor devocional contemporáneo, atrayendo a turistas de todo el mundo y convirtiendo a Lalibela en uno de los destinos más importantes del turismo religioso en África.
Desafíos de preservación y conservación
La preservación de Lalibela enfrenta desafíos, ya que las iglesias están amenazadas por la erosión y otros daños causados por el paso del tiempo y las condiciones climáticas. Organismos internacionales, junto con el gobierno etíope, trabajan continuamente en la conservación de este patrimonio invaluable, garantizando que futuras generaciones puedan seguir disfrutando de su riqueza cultural.
Mitología y leyendas sobre su origen
Las leyendas y la mitología que rodean a Lalibela están envueltas en un aura de misterio. Según las leyendas, el propio rey Lalibela habría recibido ayuda divina para construir las iglesias en una sola noche. Esta explicación, profundamente arraigada en la tradición oral, refleja la importancia de estos lugares como manifestaciones de lo humano y lo divino. Otra leyenda cuenta que, tras ser atacado por un enjambre de abejas, el rey tuvo una visión que le mostró una imagen celestial. Inspirado por esta visión, decidió recrear el simbolismo bíblico presente en el diseño de las iglesias, cuyos nombres hacen referencia a lugares del río Jordán. Además, se dice que la construcción de las iglesias se llevó a cabo después de que San Jorge se apareciera al rey, molesto porque no se había dedicado ningún templo en su honor. Para calmar su descontento, el rey ordenó la erigición de una hermosa iglesia en su honor.
Uso actual y celebraciones religiosas
En la actualidad, el culto en Lalibela sigue siendo activo, celebrándose durante las principales festividades religiosas, como la Epifanía, donde personas de todas partes vienen a rezar y rendir homenaje a los santuarios excavados en la roca. Las liturgias se llevan a cabo dentro y alrededor de las iglesias, manteniendo vivo el espíritu ortodoxo en una atmósfera que trasciende el tiempo. Lalibela ha adquirido un papel importante en la vida religiosa de Etiopía, y los visitantes extranjeros se sienten atraídos por su historia y su significado espiritual. Las contribuciones generadas por el turismo ayudan a financiar proyectos necesarios para proteger el desgaste causado por el clima natural. Sin embargo, el aumento de la presión turística plantea desafíos para la integridad del lugar, lo que ha llevado a la colaboración entre organismos etíopes y la comunidad local para garantizar su conservación.