La impactante historia de una madre que sobrevivió a un intento de suicidio hace años

Fragmento de ‘Las huérfanas’: un relato de vida y resiliencia.
Fragmento de ‘Las huérfanas’: un relato de vida y resiliencia.

El relato de una familia marcada por la tragedia y la salud mental se despliega a través de la historia de una madre que, en un acto desesperado, se arrojó por la ventana de un cuarto piso, once años antes de que su hija naciera. Este evento, que dejó una huella imborrable en la vida de sus descendientes, fue el tema de conversación entre la narradora y su hermana Laura, quien recuerda vívidamente el sonido del cuerpo al caer. La narradora, que se encuentra en Bogotá, donde ocurrió el accidente, reflexiona sobre las implicaciones de este suceso en su vida y en la de sus hermanas, Ximena y Constanza, quienes llegaron a ser parte de una familia compuesta por cuatro mujeres.

El impacto del suicidio en la familia

La narradora menciona que su padre, quien solía estar más ausente que presente, fue el principal testigo de la tragedia. Ayer, después de sesenta años, se atrevieron a hablar del tema por primera vez. Laura, su hermana, le contó que recuerda el momento en que su madre se lanzó desde el cuarto piso, repitiendo que “se lanzó al piso”. Este acto, aunque trágico, permitió que la narradora naciera cuatro años después, lo que plantea preguntas sobre la continuidad de la identidad tras un evento tan devastador.

La narradora se cuestiona si su madre experimentó algún tipo de desdoblamiento tras la caída, reflexionando sobre la posibilidad de que una persona pueda seguir siendo la misma después de haber estado tan cerca de la muerte. Se plantea si el suicidio puede ser un acto premeditado o un arrebato impulsivo, y decide llamar a Laura, quien es la única que podría responder a sus inquietudes tras la muerte de su prima Myriam.

Recuerdos de la tragedia

Laura recuerda que, en el momento del suicidio, sus padres estaban discutiendo en una habitación con la puerta cerrada. La narradora evoca el grito de su madre: “¡Myriam, no! ¡No hagas!”, un momento que quedó grabado en su memoria. Después de la caída, Laura bajó corriendo las escaleras del edificio y, al salir, vio a su madre tendida sobre el techo de un carro, con los brazos y las piernas extendidos, y varias vértebras fracturadas. Aunque su madre sobrevivió, estuvo internada en una clínica psiquiátrica durante casi un año.

La narradora menciona que su madre sufría de una enfermedad mental que se caracterizaba por una negación permanente de su condición. En ese momento, tenía tres hijas, la menor de las cuales tenía solo veintiocho años y vivía en Colombia. A pesar de haber sobrevivido, su columna quedó afectada, lo que contribuyó a sus problemas de salud. La narradora recuerda que su madre había sido tratada por Lala, una médica psiquiatra, y que su abuelo materno y su tío Álvaro también estaban relacionados con el campo de la psiquiatría.

La vida y la muerte en la familia

La narradora reflexiona sobre cómo la vida está compuesta por una serie de eventos afortunados y desafortunados que se entrelazan en cada instante. Se menciona que el día en que su madre murió, se intentó quitar la vida, pero en su caso, estaba rodeada de seres queridos, a diferencia de su prima Myriam. La narradora destaca que tanto ella como su prima compartían rasgos físicos, como el garbo, los ojos saltones y los rizos rojizos.

La narradora y su esposo llegaron a Barcelona, donde viven con sus hijos pequeños. Ella recuerda que su prima, Verónica, era artista y que, en el pasado, había venido a vivir a Colombia en busca de su padre, quien había fallecido en un pequeño pueblo entre montañas. La narradora y Verónica se convirtieron en compañeras de apartamento en Bogotá a finales de los años noventa, donde compartieron un espacio marcado por la soledad y la confusión.

La narradora menciona que tenían un gato llamado Aquiles, que era un gato problemático y obsesivo. Antes de Aquiles, tuvieron una gata llamada Renata, quien también había muerto. La narradora concluye que su historia ha estado marcada por la muerte, y que, a pesar de las decisiones que tomaron, la vida y la muerte han estado entrelazadas en su existencia.

En un momento de profunda tristeza, la narradora recuerda que al recibir la noticia de la muerte de su prima, vomitó hasta bilis. Al día siguiente, solo quería saber si el intento de suicidio de Myriam había sido grave. La narradora se encuentra en un proceso de reflexión sobre la salud mental y el impacto de la tragedia en su familia.