
La escritora argentina Mariana Enríquez se prepara para recibir el Premio Konex, un galardón que representa una especie de consagración en su carrera literaria. En una conversación telefónica con Infobae, Enríquez se refiere a este reconocimiento como algo significativo, pero no como una jubilación. La autora, conocida como “la reina del terror”, ha capturado la atención de un público joven que ha hecho largas filas y pagado entradas para escucharla leer en el Coliseo, un teatro de gran renombre. Este premio se suma a una serie de reconocimientos que ha recibido a lo largo de su carrera, destacando su obra más reciente, Nuestra parte de noche, que ha sido aclamada tanto por la crítica como por los lectores.
Enríquez, a pesar de su éxito, se siente aún en la etapa de “joven promesa” y no considera que haya alcanzado un punto de conformidad con su trabajo. En sus propias palabras, “Todavía tengo un montón que escribir, no solo en cantidad, sino en ideas nuevas”. La escritora menciona que no ha contado todo lo que tiene por decir y que, aunque valora el reconocimiento, no lo ve como un final de su carrera. Ella expresa: “No llegué a ningún lado ni estoy tan terriblemente conforme con lo que hice”, lo que indica su deseo de seguir explorando y creando.
En cuanto a sus futuros proyectos, Enríquez revela que está considerando nuevas formas de expresión literaria y otros géneros. Menciona un ejemplo de un libro ilustrado sobre vampiros que le han propuesto, lo que la entusiasma. Además, planea realizar una exposición de obras de arte creadas por sus fans, que incluirá pinturas, dibujos, ilustraciones, así como otras formas de arte como títeres y escultura. Ella afirma: “Eso está en marcha”, lo que sugiere un enfoque innovador hacia la interacción con su audiencia.
Enríquez también reflexiona sobre su generación de escritores, que incluye a figuras como Samanta Schweblin y Gabriela Cabezón Cámara. Ella señala que esta generación, que tiene entre 40 y 50 años, ha producido una gran cantidad de literatura y ha sido influenciada por la cultura pop y el terror. Enríquez destaca que su estilo es diferente al de sus predecesores, como Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, y menciona a Roberto Bolaño como una figura que ha presentado una visión fragmentada de Latinoamérica.
La autora también menciona la importancia de la comunicación entre escritores contemporáneos de diferentes países, señalando que, a pesar de algunos escándalos, hay un interés común en las estéticas y en la vida cotidiana. Enríquez dice: “Nos interesa, al punto de armar ‘Florida contra Boedo'”, refiriéndose a la conexión entre escritores de diferentes contextos y su deseo de explorar temas relevantes en sus obras.
En cuanto a su proceso creativo, Enríquez comparte que su escritura a menudo comienza en un estado de mal humor y que necesita regresar a su rutina de trabajo para encontrar el equilibrio necesario. Ella describe la escritura como una pasión, pero también como una necesidad de equilibrio en su vida. Enríquez concluye que, aunque ha tenido que adaptarse a diferentes formatos y géneros, su amor por la escritura sigue siendo fundamental en su vida.