
El melanoma ocular es un tipo de cáncer poco frecuente que puede surgir en diversas partes del ojo, incluyendo el iris y la coroides. Aunque las pecas o manchas en los ojos suelen ser benignas, es fundamental estar alerta a cualquier cambio que pueda indicar la presencia de un melanoma. Este tipo de cáncer puede tener consecuencias graves, incluyendo la pérdida parcial o total del ojo, especialmente en casos severos.
¿Las pecas en el ojo pueden convertirse en melanoma?
Las pecas en el ojo, conocidas como nevos, son manchas pigmentadas que pueden aparecer en la parte blanca del ojo, conocida como esclerótica, o en el interior del ojo, específicamente en el iris o en la coroides. Aunque la mayoría de los nevos son inofensivos y no generan problemas, es crucial prestar atención a ciertos cambios que podrían ser indicativos de un melanoma ocular.
Si se observa que un nevo crece, cambia de color, se eleva o causa molestias visuales, es esencial consultar a un oftalmólogo. La aparición de nuevas manchas o alteraciones en la forma del nevo también deben ser evaluadas, ya que, aunque los melanomas oculares son raros, pueden ser graves si no se detectan a tiempo. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el melanoma puede afectar diferentes partes del ojo, incluyendo:
– La coroides.
– El cuerpo ciliar.
– La conjuntiva.
– El párpado.
– El iris.
– La órbita.
Prevención del melanoma ocular
Para prevenir el melanoma ocular, es recomendable usar anteojos de sol que ofrezcan protección contra los rayos UV y realizar visitas regulares al oftalmólogo, al menos una vez al año. Las gafas de sol no solo protegen los ojos de los dañinos rayos ultravioleta, que son un factor de riesgo para el desarrollo de melanoma, sino que también ayudan a reducir el impacto de la luz solar en la delicada estructura ocular.
Las revisiones periódicas con un oftalmólogo son esenciales para identificar cualquier cambio en el ojo, como la aparición de nevos o manchas, y para detectar posibles problemas a tiempo, lo que es crucial para prevenir complicaciones graves.
Cómo se trata el melanoma ocular
El tratamiento del melanoma ocular varía según el tamaño, la ubicación y la salud general del paciente. Según la Clínica Mayo, los melanomas pequeños pueden no requerir tratamiento inmediato y solo se monitorean hasta que muestren signos de crecimiento.
Cuando es necesario tratar el melanoma, la radioterapia es una opción común. Este tratamiento implica el uso de una placa radioactiva que se coloca directamente sobre el tumor o la dirección de radiación mediante una máquina. Otra opción es el tratamiento con láser, que utiliza calor para destruir las células cancerosas, a menudo en combinación con radioterapia. Para tumores más pequeños, la terapia fotodinámica, que utiliza luz para dañar las células del melanoma, puede ser efectiva.
En casos más severos, se puede recurrir a la cirugía, que puede incluir la extirpación del tumor o, en situaciones críticas, la extracción total del ojo. Si se realiza la extracción del ojo, se coloca un implante para mantener la apariencia estética y permitir cierto movimiento.
Factores de riesgo de melanoma ocular
De acuerdo con la Academia Americana de Oftalmología, existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar melanoma ocular. Uno de los principales factores es la exposición prolongada a la luz ultravioleta, ya sea de forma natural o artificial.
Las personas con ojos claros tienen una mayor predisposición, al igual que aquellas que han heredado ciertas condiciones de la piel, como el síndrome de nevo displásico, que provoca lunares anormales. Además, una pigmentación inusual en los párpados puede ser un factor de riesgo.
Tener un nevo en el ojo también puede aumentar las probabilidades de desarrollar melanoma ocular. Otros factores de riesgo incluyen ser de piel clara, tener tendencia a desarrollar pecas o quemaduras solares, y tener más de 50 años.