
En 2021, la Orthodox Union (OU), reconocida como una de las principales organizaciones de certificación kosher, tomó la decisión de no otorgar su sello a Impossible Pork, un producto vegano desarrollado por Impossible Foods. Esta decisión se destacó porque otros productos de la misma marca, como las hamburguesas y los nuggets de pollo, habían recibido la certificación kosher. Sin embargo, el caso del cerdo imposible fue considerado una excepción. El Rabino Menachem Genack, quien es el director ejecutivo de la división kosher de la OU, explicó que el Impossible Pork fue rechazado por no cumplir con los estándares desde un punto de vista técnico. Según sus declaraciones a JTA, “puede ser completamente kosher en términos de ingredientes, ya que es totalmente de origen vegetal”. No obstante, la decisión se basó en las “sensibilidades del consumidor”, haciendo alusión a las implicaciones culturales e históricas que el cerdo tiene dentro del judaísmo.
La expresión “sensibilidades del consumidor” señala la carga histórica que ha tenido el cerdo como símbolo identitario y moral dentro de la tradición judía. Más allá de la prohibición formal que establecen las leyes de kashrut, el cerdo ha llegado a representar un límite cultural y religioso tan arraigado que incluso su imitación puede ser considerada inaceptable para ciertos sectores de la comunidad judía. Este hecho resalta cómo las prácticas y símbolos mantenidos durante milenios continúan moldeando las percepciones y decisiones en la actualidad.
El cerdo, como animal, ha sido objeto de controversia y tiene un significado profundo en la historia judía. Este tema es explorado en el libro Forbidden: A 3,000-Year History of Jews and the Pig (Prohibido: Una historia de 3,000 años de judíos y el cerdo), escrito por Jordan D. Rosenblum, profesor de Judaísmo Clásico en el Centro Mosse/Weinstein de Estudios Judíos de la Universidad de Wisconsin-Madison. Aunque en la actualidad se reconoce ampliamente que el cerdo es un alimento de relevancia judía, su significado va mucho más allá de lo dietético. Desde la antigüedad hasta la modernidad, el cerdo ha estado cargado de connotaciones religiosas, sociales y políticas, como se demuestra en el análisis del texto.
De acuerdo con el texto, el cerdo es el único animal prohibido en la Biblia Hebrea. Otros animales, como el camello y la liebre, también están categóricamente vetados, pero el cerdo ha adquirido un estatus especial a lo largo de los siglos, destacándose como el epítome de lo kosher. Este cambio en la percepción religiosa se consolidó con el tiempo, después de que las leyes bíblicas fueran establecidas. Durante la Inquisición Española, se produjo una persecución de los conversos al catolicismo, conocidos como “marranos”. Este término, que literalmente significa “cerdos”, se utilizaba de manera despectiva para acusar a aquellos que practicaban el judaísmo en secreto. Según la fuente, muchos de estos conversos fueron ejecutados bajo la sospecha de consumir carne de cerdo, lo que delataba a los practicantes clandestinos de su fe original.
Existen relatos curiosos y anecdóticos relacionados con figuras históricas. Por ejemplo, Karl Marx, cuyos padres se convirtieron al luteranismo, tenía una peculiaridad culinaria durante la Pascua: se preparaba un sándwich de pan ácimo, un gesto que, aunque aparentemente trivial, podría interpretarse como una metáfora de las contradicciones religiosas que marcaron su vida, aunque también podría haber sido simplemente una elección gastronómica. En el contexto del siglo XX, en medio de la política entre los comunistas de la Unión Soviética, algunos colectivos agrícolas se dedicaron a la cría de cerdos como una forma de demostrar su rechazo a la religión y su compromiso con los ideales comunistas. Un cartel soviético de 1931, en yidis, proclamaba: “El cerdo es nuestra principal máquina de producción en los próximos años”. Este acto, profundamente transgresor desde la perspectiva religiosa, subrayaba la ruptura con las tradiciones judías en favor de una ideología secular.
Las narrativas antiguas sobre Janucá, según los textos de los Libros de los Macabeos, simbolizan la resistencia frente a la opresión extranjera. Se relatan episodios de martirio, como el de Eleazar y la madre de los siete hijos, quienes prefirieron morir antes que comer cerdo, reafirmando su fe. Otro aspecto fascinante es la conexión literaria con Isaac Bashevis Singer, un escritor judío-estadounidense y premio Nobel, quien solía firmar su nombre con un dibujo como gesto de declaración de transgresión cultural. Era conocido por su vegetarianismo, y su consumo de cerdo era un acto lúdico que reflejaba su identidad poco convencional.
Durante la Edad Media, se llevaron a cabo procedimientos legales que obligaban a los testigos a testificar en tribunales bajo condiciones humillantes, como la “Juramento Judío”, que muestra la discriminación sistemática que enfrentaban en esa época. Un episodio histórico vinculado ocurrió en Roma medieval, donde un carnaval implicaba arrojar a un anciano judío desde el Monte Testaccio, en un ritual que fue reemplazado en 1312 por un sacrificio menos violento, financiado mediante un pago a la Iglesia Católica.
En tiempos modernos, continúan apareciendo relatos personales que reflexionan sobre la relación con la religión. Abby Chava Stein, una mujer transgénero que dejó su comunidad jasídica, incluyó el consumo de tocino como parte de su emancipación personal. Asimismo, Geddy Lee, el cantante y bajista de la banda Rush, descubrió que su padre, un sobreviviente del Holocausto, comía cerdo en secreto, lo que lo llevó a replantearse sus propias creencias religiosas. Finalmente, la figura del cerdo está presente en mitos y rumores, como el que rodea la muerte de Mama Cass, integrante de The Mamas & The Papas, quien afirmó erróneamente que murió atragantada con un jamón, cuando en realidad falleció de un ataque al corazón. Esta falsa narrativa ha perpetuado prejuicios físicos y subraya cómo el cerdo ha sido utilizado simbólicamente para reforzar estereotipos. A través de estos relatos, se evidencia el estatus dietético del cerdo y su papel central en la identidad colectiva a lo largo de los siglos.