La fascinante y oscura historia de la ouija: ¿juego inocente o portal al más allá?

Descubre el enigma de la ouija: terror
Descubre el enigma de la ouija: terror

La ouija, un tablero que ha suscitado tanto miedo como fascinación, tiene una historia rica y compleja que se remonta a sus orígenes en el siglo XIX. Este objeto, que consiste en un tablero de cartón con letras, números y las palabras “sí”, “no” y “adiós”, junto con un puntero triangular, ha sido utilizado para intentar comunicarse con el más allá. Desde su aparición en los salones victorianos de 1890, la ouija ha evolucionado de ser un simple entretenimiento a convertirse en un fenómeno cultural polémico y enigmático.

Orígenes de la ouija

Las raíces de la ouija, también conocida como güija, se sitúan en la década de 1840, en el contexto del auge del espiritismo moderno en los Estados Unidos. Tras la Guerra Civil, la muerte había afectado a casi todas las familias del país. El historiador Robert Murch, presidente de la Talking Board Historical Society, explicó en una entrevista con The Guardian en 2016 que “todo el mundo perdió un padre, un hijo, un tío, un abuelo, un primo”.

Con tantas pérdidas y preguntas sin respuesta, la sociedad buscaba formas de comunicarse con sus seres queridos fallecidos. Esto llevó a la popularización de reuniones espirituales, sesiones de espiritismo y lecturas de cartas del tarot.

El tablero parlante de Kennard

En este contexto, la Kennard Novelty Company lanzó en 1890 su “maravilloso tablero parlante”. El nombre “ouija” no proviene de las palabras francesa y alemana para “sí” (“oui” y “ja”), como se suele creer, sino que surgió de una manera peculiar. Durante una sesión en Baltimore, Helen Peters, una médium y cuñada de Elijah Bond, uno de los inversores de la compañía, preguntó al tablero cómo debía llamarse. La plancheta deletreó “ouija”, que según el tablero significaba “buena suerte”.

Para obtener la patente, Bond y Peters se presentaron en la Oficina de Patentes en Washington D.C.. El jefe de patentes exigió una demostración: si el tablero podía deletrear correctamente su nombre, la patente sería concedida. Según Smithsonian Magazine en 2013, la plancheta se movió y deletreó el nombre del funcionario, quien, sorprendido, otorgó la patente.

Un fenómeno comercial

El tablero de la ouija pronto cayó en manos de William Fuld, quien lo convirtió en un fenómeno comercial. Fuld utilizó catálogos como el de Sears para promocionar el juego, destacando su aura de misterio y su supuesta capacidad para responder preguntas sobre el pasado, presente y futuro, lo que impulsó su popularidad.

El historiador Robert Murch sostiene que Fuld fue clave para el éxito de la ouija, gracias a su estrategia de marketing y su habilidad para reinventar la historia del tablero. Sin embargo, la historia de la ouija también está marcada por conflictos personales.

Conflictos personales y tragedias

Helen Peters, quien tuvo un papel fundamental en la creación del tablero, se distanció de él tras un incidente desafortunado. Cuando unas reliquias familiares de la Guerra Civil desaparecieron de su hogar, Peters utilizó la ouija para descubrir quién las había tomado. El tablero acusó a un miembro de la familia, lo que provocó una división irreconciliable entre los parientes. Algunos creyeron la acusación, mientras que otros, incluida Peters, la rechazaron. Esta disputa fracturó a la familia y llevó a Peters a vender sus acciones en la empresa. Murch relata que “hasta su último día, advertía a todos: no jueguen con la ouija porque miente”.

Por su parte, William Fuld también enfrentó problemas familiares, llegando a romper lazos con su propio hermano. En 1927, Fuld murió en un trágico accidente mientras supervisaba la construcción de una fábrica que, según él, el tablero le había indicado que construyera. A pesar de las tragedias, su familia mantuvo el negocio hasta 1966, cuando fue vendido a Parker Brothers y posteriormente adquirido por Hasbro, que aún recomienda manejar la ouija con respeto.

La ouija en el siglo XX

El uso y la interpretación de la ouija se diversificaron con el tiempo. Durante los años de la Primera Guerra Mundial y la epidemia de gripe de 1918, muchas personas recurrieron a la ouija en busca de consuelo para conectar con seres queridos fallecidos. En sus primeras décadas, el tablero también comenzó a ser visto como un elemento romántico. En la década de 1920, alcanzó gran popularidad como un juego para citas, permitiendo a las parejas sentarse cerca y entablar conversaciones coquetas.

Stephanie McGuire, conservadora del Molly Brown House Museum de Denver, comentó a National Geographic que “más que conectar con seres queridos muertos, era este asombro: ¿puedo conectar con algo desconocido?”. El famoso ilustrador Norman Rockwell inmortalizó esta faceta en una portada de The Saturday Evening Post, mostrando a una joven pareja jugando con el tablero.

Un giro oscuro en la percepción

Con el paso de los años, la percepción de la ouija cambió drásticamente. A finales de los años 60, influenciada por eventos como los asesinatos de Manson y el auge de la Iglesia de Satán, la imagen del tablero se tornó más siniestra. El momento crucial llegó en 1973 con el estreno de El exorcista, una película basada en una historia real que incluía una escena en la que una niña juega sola con una ouija y termina poseída por un demonio.

Las películas de terror posteriores reforzaron esta imagen oscura. Murch comentó a Smithsonian Magazine que “es como Psicosis: nadie temía a las duchas hasta esa escena”. Antes de El exorcista, las representaciones del espiritismo en el cine y la televisión eran generalmente inofensivas. Sin embargo, después de la película, la ouija se convirtió en una “herramienta del diablo” en la cultura popular, siendo denunciada por grupos religiosos.

La ciencia detrás del misterio

A pesar de su reputación sobrenatural, los científicos ofrecen una explicación más racional para el funcionamiento de la ouija: el efecto ideomotor, un fenómeno psicológico que lleva a las personas a realizar movimientos inconscientes. Investigaciones de la Universidad de Columbia Británica han mostrado que el tablero puede ayudar a acceder a conocimientos almacenados en el subconsciente. En experimentos, los participantes respondieron correctamente a preguntas más del 65% de las veces al utilizar la ouija, en comparación con el 50% cuando respondían al azar.

Chris French, psicólogo de la Universidad Goldsmiths de Londres, explicó a Smithsonian Magazine que “puede generar una impresión muy fuerte de que el movimiento está siendo causado por alguna agencia externa, pero no es así”.

La perdurabilidad de la ouija

Aunque la muerte parece más remota en la actualidad que en la época victoriana, la ouija sigue fascinando a muchas personas. Este tablero mantiene su lugar en fiestas de pijamas y, curiosamente, el Museo de la Junta de Brujas de Salem a menudo recibe ouijas de individuos que, a pesar de comprender el principio científico detrás de su funcionamiento, optan por deshacerse de ellas debido al miedo a su supuesta influencia.

La ouija continúa siendo un testimonio de cómo, incluso en una era dominada por la tecnología, lo misterioso y lo inexplicado siguen capturando la imaginación colectiva de manera notable.