En el año 2008 TVN produjo y emitió la serie “Grandes Chilenos”, en la que se contaba la historia de importantes personajes de nuestra historia. Tuve la suerte de trabajar en la investigación para el capítulo sobre Manuel Rodríguez, lo que me llevó a conocer a don Patricio Manns en su casa de Concón*.
La mayoría asocia de inmediato a Patricio Manns con “El Cautivo de Til Til”, pero esa no es la única obra que el artista le dedicó a Manuel Rodríguez. También escribió un libro: Notas sobre el patriota Manuel Rodríguez Erdoyza.
En ese texto investigativo, don Patricio repasa en solo 56 páginas grandes hitos de la historia del guerrillero que tanto admiraba. Y lo hace en base a registros y documentos históricos, varios de los cuales se pueden encontrar en la Biblioteca Nacional.
Por ejemplo, uno de los bandos firmados por Casimiro Marcó del Pont, en el que prohíbe a toda la población desplazarse a caballo en las rutas cercanas a Santiago. Detalles como ese explican tanto la grandeza de la figura de Manuel Rodríguez, como el por qué de la admiración que sentía Patricio Manns por él.
Porque, pensémoslo un momento: ¿Qué tan endemoniadamente escurridiza tendría que ser una sola persona como para que se prohibiera el uso del caballo con tal de dificultar su accionar? Manuel debe haber sido realmente una cosa impresionante.
“Me encantaría que mi cabeza tuviera precio por ser revolucionario por la independencia de Chile”, dijo don Patricio en la entrevista para “Grandes Chilenos”.
“La Avenida O’Higgins debería llamarse Manuel Rodríguez”, agregó, argumentando que la gente desconoce la dimensión del rol que jugó el abogado que se hizo soldado y espía para luchar por la Independencia.
Patricio Manns y Manuel Rodríguez, unidos por el espíritu revolucionario
Tanto en el libro que le dedicó a Rodríguez, como en la canción sobre su muerte, don Patricio consigue traer al presente la memoria del primer héroe chileno. Un mérito colosal asociar su nombre con el del guerrillero, no para su beneficio, sino para el de todos los que quieran aprender de Historia.
Y, por qué no, de mitos y leyendas también.
Porque mientras las figuras de O’Higgins y los Carrera han sido cuestionadas por el juicio de la historia, a Rodríguez se lo recuerda como el primer mártir de la democracia. Y, dependiendo del relato, como un ser que rayaba en lo extraordinario por su audacia, voluntad y capacidad como estratega.
El libro Notas sobre el patriota Manuel Rodríguez Erdoyza fue publicado en 1986 y no es tan fácil de encontrar, pero quizás la muerte de Patricio Manns motive una reedición. Su contenido es un tesoro de las letras nacionales. Al igual que su autor.
A continuación el capítulo sobre Manuel Rodríguez en la serie “Grandes Chilenos” (la participación de Patricio Manns parte en el minuto 30:21).
*Contaré una breve anécdota de esa visita, porque creo que retrata el espíritu desprendido y bonachón del gran Patricio Manns.
Don Patricio me recibió como si fuéramos amigos, aunque yo era un periodista joven que nadie conocía. Tenía el gesto amable de los sabios de verdad, y tras saludarnos lo primero que hizo fue invitarme a compartir una botella de vino.
Como era una entrevista previa a la que iría en el programa, pudimos conversar con la informalidad que a veces no permite una cámara encendida. Aunque lo cierto es que don Patricio, creo, cultivaba la espontaneidad en cualquier circunstancia.
Cuando la botella ya iba por la mitad o un poco más abajo, me empezó a mostrar unos vinilos de su colección. En un momento, de tan contentos que estábamos conversando, me ofreció darme de regalo uno de los discos. Era un vinilo de los más chicos, editado en Francia o Rusia, no recuerdo, con 2 de sus canciones.
En ese preciso instante entra su señora, Alejandra Lastra, que le dice con la máxima seriedad: “No, Manns, esas cosas no se regalan”.
La verdad es que no recibir el disco fue una decepción menor. Sobre todo comparada con haber constatado, en su casa, que la esposa de don Patricio lo trataba por el apellido. Como si fueran compañeros de curso.
O, quizás, de guerrilla.