Ucrania cierra el grifo del gas ruso: ¿qué implicaciones tendrá para Europa?

Ucrania cierra el paso al gas ruso tras casi tres años de conflicto.
Ucrania cierra el paso al gas ruso tras casi tres años de conflicto.

Ucrania deja de ser un país de tránsito para el gas natural ruso hacia Europa, tras la decisión de no extender el contrato con Moscú, que le generaba ingresos significativos. Este contrato expira hoy, y el corte efectivo del flujo de gas se producirá a las 06:00 GMT de mañana. El sistema de gasoductos ucranianos permitía a la empresa Gazprom exportar gas a países como Austria, Hungría, Eslovaquia y Moldavia, lo que reportaba a Kiev aproximadamente 700 millones de dólares anuales. Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha manifestado que Ucrania no permitirá que Rusia “gane miles adicionales” mientras continúa la agresión contra su país.

Rusia ha declarado que sobrevivirá al cierre del gasoducto. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha expresado su confianza en que el país podrá afrontar la pérdida de ingresos, afirmando: “Sobreviviremos”, durante una rueda de prensa a finales de año. Putin también ha recalcado que siempre ha defendido la despolitización de las cuestiones económicas y ha advertido que los precios del combustible aumentarán.

Fuentes de la Comisión Europea han asegurado que el impacto de esta nueva situación sobre la seguridad del suministro de la Unión Europea (UE) será “limitado”, ya que era algo que se había previsto. De hecho, se ha llegado a proponer bombear gas a través de Polonia, con Putin declarando: “Polonia cerró la ruta a través de su territorio. Hay una activa allí, nadie ha sido atacado, hay explosiones, funciona, solo hay que pulsar un botón, eso es todo, (el gas) pasará por el territorio de Polonia”.

Los países afectados están buscando alternativas debido a la inflexible decisión de Gazprom. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha propuesto que las compañías europeas compren gas en la frontera, lo que dejaría de lado el gas ruso. Según Orbán, esto obligaría a permitir el comercio en virtud de un acuerdo de libre comercio.

La semana pasada, el populista Robert Fico amenazó con represalias en el sector energético, sugiriendo que podría haber una emergencia eléctrica si no se revisaba la postura sobre la respuesta a la situación. Fico escribió en la red social X: “Parece que dio la orden de abrir un segundo frente energético a expensas de los intereses del pueblo eslovaco”. Además, subrayó que “las amenazas de cortar la electricidad en caso de emergencia invernal atacan nuestras centrales y nuestra energía”.

La situación afecta considerablemente a Eslovaquia, que ha decretado un plazo de 60 días ante la previsión de un déficit eléctrico. La única central termoeléctrica que funciona en la región proviene de la separatista Moldavia, conocida como Transnistria, lo que agrava aún más la situación, ya que depende exclusivamente de lo que puede recibir desde Rumania.

El bloque europeo considera que los volúmenes de gas son limitados, pero confía en poder suplir la demanda a través de cuatro rutas: Alemania, Italia, Grecia y Turquía. Sin embargo, la UE ha reducido drásticamente sus importaciones desde 2022. En total, la UE recibió 14,65 bcm (mil millones de metros cúbicos) en 2023, en comparación con 40 bcm antes de la guerra. Para el 1 de diciembre del año pasado, se habían contabilizado 13,7 bcm, según un documento preparado para la reunión de ministros de Energía de 2024, al que tuvo acceso EFE.

Actualmente, Chequia y Eslovenia siguen obteniendo gas a través de los últimos gasoductos, que representan aproximadamente el 60% de su demanda. Frente a esta situación, se considera que la UE está “bien preparada” para la interrupción del suministro, gracias al despliegue récord de energías renovables en los últimos años y a una reducción del 18% en el almacenamiento en los últimos meses, con reservas en los depósitos europeos alcanzando el 95%.

Además, se ha indicado que los 14 gasoductos que actualmente están en funcionamiento han sido totalmente reemplazados por gas natural licuado (GNL) e importaciones de gasoductos rusos alternativos. Se han citado cuatro rutas importantes para diversificar el suministro. La primera de ellas es la reciente expansión significativa de terminales en Noruega, los Países Bajos y Bélgica, que podrían facilitar el suministro adicional a Austria. La segunda alternativa es la importación de gas noruego procedente de Estados Unidos a través de un interconector entre ambos países, que pasaría por Chequia. La tercera opción es el transporte de gas teniendo en cuenta las capacidades actuales. Por último, la llamada ruta Trans-Balcánica, que conecta Rumania con el norte, no solo suministraría a Moldavia, sino también a través de las interconexiones actuales con Grecia, Bulgaria, Rumanía, Hungría y Eslovaquia.