
La primera reunión de la red de Centros de Pensamiento de las Américas (Cepas) se llevará a cabo el 15 y 16 de mayo, bajo el liderazgo de Clapes UC. Este encuentro reunirá a siete directores de diversas entidades de la región para abordar temas cruciales como el crecimiento económico, la seguridad y el cambio climático. La iniciativa, según el director de Clapes UC, Felipe Larraín, ha requerido varios meses de trabajo y ha incluido la participación de instituciones como el Centro Argentino de Relaciones Internacionales, el Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri), Fedesarrollo en Colombia, Grade en Perú, México Evalúa en México y el Atlantic Council en Washington, Estados Unidos. Larraín destacó que “por eso, lo llamamos una red de Centros de Pensamiento de las Américas. Ya no estamos hablando solo de América Latina, sino de las Américas y con la idea de poder a futuro crecer e incorporar otros miembros”.
Participación de los centros de pensamiento
El Cebri, con 26 años de trayectoria en el análisis de la política externa de Brasil, ha mantenido contacto con otros organismos similares y ha participado en el T20, un foro que reunió a grupos de expertos y centros de investigación de los miembros del G20 y de países y organizaciones invitados. La directora de Cebri, Julia Dias Leite, comentó: “No tenemos un punto de encuentro en la región y pienso que este será un trabajo muy importante y muy rico de hablar de la política de la economía”.
Por su parte, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo en Colombia, calificó a Cepas como “un verdadero hito”, dado que la región había estado sin espacios explícitos de colaboración entre centros de pensamiento durante casi cinco años. “Esto le da una estructura a una necesidad muy importante, que es justamente el diálogo entre los centros de pensamiento de la región para poder analizar los problemas que en muchos casos son comunes”, explicó.
Desafíos económicos en la región
Los directores de los centros de Chile, Brasil y Colombia han proyectado una expansión de la actividad económica que no superará el 2% para el próximo año. Larraín afirmó: “Yo creo que uno de los temas que nos convoca a todos los centros que participamos es que esta región está creciendo poco. Estamos creciendo menos que el mundo”. Este diagnóstico también se aplica a la economía chilena, donde se espera que el PIB crezca apenas un poco más del 2% en el presente ejercicio, sumando un 0,2% en 2023, lo que resultaría en un promedio superior al 1%. En el próximo ejercicio, se anticipa una expansión del 2%, en un contexto donde la inflación se mantendrá por encima de la meta del 3% del Banco Central.
Larraín también mencionó que “nuestras expectativas de crecimiento son bajas y cayeron bruscamente. Pero esto no es un tema de solo este Gobierno, creo que este Gobierno también ha tenido responsabilidades, pero es un tema que viene arrastrándose hace 10 años”. Además, destacó que la región enfrenta un pobre desempeño en inversión y productividad, que son considerados los principales cuellos de botella para acelerar el crecimiento, lo que a su vez es fundamental para financiar proyectos y necesidades sociales.
Problemas de ahorro y fiscalidad
Mejía subrayó que América Latina presenta un desempeño rezagado en comparación con otros mercados emergentes, señalando que uno de los problemas es el bajo nivel de ahorro. Explicó que los países asiáticos que superan el promedio de crecimiento de la región tienen tasas de ahorro alrededor del 20% del Producto Interno Bruto. “En nuestras economías, las tasas de ahorro del 20% son buenas noticias. Entonces, claramente hay un problema de tasas de inversión, tasas de ahorro bajas y baja productividad”, afirmó.
Además, Mejía destacó la situación fiscal en la región, indicando que América Latina salió de la crisis del Covid-19 con mayor deuda y déficit. “Si a ese contexto se le agrega un menor crecimiento, pues naturalmente eso genera problemas de fragilidad fiscal y, eventualmente, sostenibilidad de la deuda pública y la capacidad de los gobiernos de proveer bienes públicos”, expresó. Para este año, se espera que Colombia termine con un crecimiento del 1,8% y que la inflación cierre en diciembre en un 5,1%. Para 2025, se anticipa una expansión de la actividad del 2,6% y que la inflación se modere a un 3,9%, volviendo a la meta del Banco Central de Colombia.
Proyecciones para Brasil y desafíos geopolíticos
En el caso de Brasil, Dias Leite proyecta que la expansión del PIB será del 3% este año, con expectativas de mantener ese crecimiento en 2025. Las tasas de interés se prevén en un 12,5% para finales de este año, manteniéndose en ese nivel el siguiente. Entre los desafíos que enfrenta la mayor economía de Sudamérica, se destaca el proteccionismo. “Necesitamos hacer una política económica de más desenvolvimiento, un país más abierto y es difícil. El Gobierno está cerca de hacer una política industrial, mas no tan liberal como esperamos muchos de la parte económica”, sostuvo.
El director de Fedesarrollo en Colombia también expresó su confianza en que el presidente Trump no concrete un aumento generalizado de aranceles. El sector externo y el ambiente geopolítico se presentan como otros desafíos para el próximo año. Mejía indicó que Estados Unidos será especialmente relevante para Colombia, ya que es su principal socio comercial. “Nuestra expectativa es que no se materialice el anuncio del Presidente Trump de aranceles generales universales, que había hablado entre el 15% y el 20%. Seguramente, esperamos que sea más focalizado, especialmente en su guerra comercial con China y, en ese sentido, no deberíamos tener afectaciones del punto de vista del comercio desde la demanda externa”, manifestó.
Impacto de la violencia y la migración
La violencia en la región tiene un costo significativo, representando un 3,34% del PIB anual, según el último informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el caso de Brasil, este costo asciende al 11% del Producto, lo que lo convierte en uno de los países con mayores gastos en seguridad del mundo. Mejía afirmó que la red de centros permitirá reconocer la homogeneidad de estos problemas y aprender de las experiencias exitosas en América Latina, así como definir una hoja de ruta en políticas públicas para mitigar sus impactos.
“Hay temas relacionados especialmente con el muy mal funcionamiento de la administración de justicia en América Latina, con altísimas tasas de impunidad y procesos que duran años, sino décadas. Así que creo que es un tema importante”, señaló. En un contexto donde el crimen organizado está en aumento, Larraín destacó la necesidad de cooperar en la investigación para entender el fenómeno y diagnosticarlo adecuadamente.
En cuanto a la migración, Mejía mencionó que Colombia ha recibido 2 millones de migrantes, lo que, aunque generó disrupciones a corto plazo, ha tenido un efecto positivo a largo plazo. “Es una migración que aumenta la oferta laboral, extiende el bono demográfico. Son personas jóvenes y eso ayuda a mitigar ese proceso acelerado de transición demográfica que ha tenido Colombia y América Latina”, expuso. Además, advirtió sobre los riesgos de posibles políticas de Trump en inmigración en Estados Unidos, que podrían provocar salidas significativas de la diáspora de América Latina en ese país, lo que tendría implicaciones en varias dimensiones, incluidas las remesas.