Enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. Aprende a identificar síntomas y cómo prevenir complicaciones cardíacas.
Las enfermedades cardiovasculares constituyen un conjunto de condiciones que afectan tanto al corazón como a los vasos sanguíneos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas enfermedades son la principal causa de muerte a nivel global, con estimaciones que indican que cada año se cobran la vida de aproximadamente 17,9 millones de personas. Las afecciones cardiovasculares pueden ser provocadas por diversos factores, que incluyen el estilo de vida, la genética y condiciones médicas preexistentes. Por lo tanto, la prevención y el tratamiento de estas enfermedades son fundamentales para aumentar la esperanza de vida.
El Día del Corazón, que se celebra el 29 de septiembre, tiene como objetivo visibilizar la importancia de la salud cardiovascular y fomentar hábitos saludables entre la población. Esta iniciativa busca educar a las personas sobre los riesgos asociados con las enfermedades cardiovasculares y promover acciones que incluyan una alimentación balanceada, la práctica regular de actividad física y la realización de consultas médicas, con el fin de reducir las probabilidades de desarrollar complicaciones cardíacas.
El Instituto Cardiovascular Buenos Aires (ICBA) ha señalado que las enfermedades cardiovasculares son responsables de 1 de cada 4 muertes en Argentina. Para prevenir cuadros graves, que en ocasiones pueden ser mortales, es esencial prestar atención a las señales de alerta que puede emitir el corazón. El doctor Juan Pablo Costabel (MN 119.403), jefe de la Unidad Coronaria e Internación del ICBA, ha indicado que “es bastante común que los pacientes lleguen tarde a la consulta por haber ignorado o subestimado lo que su cuerpo les estaba indicando. Muchas veces, los síntomas cardíacos se atribuyen al estrés, al envejecimiento u otros factores que parecen menos graves. Sin embargo, prestar atención a estos síntomas puede marcar la diferencia entre un diagnóstico temprano y exitoso y situaciones más graves”.
Entre los síntomas que pueden indicar la presencia de una enfermedad cardiovascular se encuentran las palpitaciones, el dolor o la sensación de presión en el pecho que dura varios minutos, y la dificultad para respirar al realizar esfuerzos físicos. Además, el dolor puede extenderse hacia el brazo izquierdo, el cuello, la mandíbula, la espalda o el abdomen. Otros síntomas frecuentes incluyen sudoración intensa y repentina, que suele ir acompañada de mareos y debilidad. Algunas personas pueden experimentar malestar estomacal, indigestión e incluso vómitos, así como mareos, vértigo o desmayos súbitos. Ante la aparición de estos síntomas, es crucial consultar a un profesional de la salud.
El infarto agudo de miocardio, comúnmente conocido como ataque al corazón, puede generar daños irreparables en el músculo cardíaco. Por lo tanto, es fundamental recibir atención médica adecuada en el menor tiempo posible. En las primeras horas tras un infarto, la angioplastia puede tener buenos resultados. Según el portal de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, MedlinePlus, “un procedimiento que permite mejorar el flujo sanguíneo en las arterias coronarias que están estrechas o bloqueadas” es esencial en estos casos. Además, la utilización de medicamentos trombolíticos puede ser efectiva para disolver coágulos que estén impidiendo la circulación sanguínea, especialmente si se administran en un período de tiempo adecuado.
Por otro lado, las palpitaciones pueden ser un signo de arritmias, que se perciben como latidos más rápidos o fuertes, lo que indica que los impulsos eléctricos del corazón no están funcionando de manera correcta. Esto puede llevar a la insuficiencia cardíaca o a la muerte súbita cardíaca, así como a un accidente cerebrovascular, según lo indicado por la Mayo Clinic. La falta de aire y, en raras ocasiones, la pérdida de conocimiento son otros síntomas asociados. La arritmia, según los expertos del ICBA, es una afección que afecta en mayor medida a los hombres y puede presentarse como taquicardia, que es una frecuencia cardíaca acelerada, o bradicardia, que implica una disminución de los latidos por minuto. “Hay dos grupos etarios afectados: de 20 a 30 años y a partir de los 65”, expresan los especialistas. Algunas arritmias, como la fibrilación auricular, están íntimamente relacionadas con factores de riesgo como el sobrepeso, la falta de ejercicio, la hipertensión y la diabetes, que pueden prevenirse mediante hábitos saludables. El tabaquismo también se considera un factor de riesgo importante.
Los controles médicos son esenciales para prevenir eventos cardíacos. Se estima que entre el 80% y el 90% de estos eventos pueden prevenirse si se adoptan hábitos saludables y se cumplen con las recomendaciones médicas a lo largo de las distintas etapas de la vida. Cuidar la salud no solo ayuda a evitar enfermedades, sino que también impacta positivamente en la longevidad y la calidad de vida. La edad y los antecedentes familiares pueden influir en la frecuencia y el tipo de chequeos que se deben realizar. En general, se recomienda una evaluación del riesgo cardiovascular (ECV) para varones mayores de 40 años y mujeres mayores de 50. Si existen antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares, podría ser recomendable realizar controles con antelación.
La evaluación médica incluye un interrogatorio, un examen físico, la toma de la presión arterial, un electrocardiograma y análisis de sangre de rutina, enfocados en observar los niveles de colesterol y glucemia. “Los estudios iniciales pueden requerir complementarios, ya que muchos de ellos son necesarios para detectar precozmente placas de ateroma que van alterando nuestra pared vascular. Se puede medir mediante una simple ecografía que observe ciertos territorios vasculares. En algunos casos, podemos solicitar un ecocardiograma para evaluar las estructuras cardíacas y el funcionamiento global”, planteó Hugo Sanabria (98.220), del Programa de Prevención. La ergometría, conocida como prueba de esfuerzo, es solicitada a las personas que deseen definir su capacidad funcional y determinar el efecto en caso de arritmia, además de ser necesaria para evaluar si se encuentra enfermo o sano.
Hasta ahora, la eliminación de focos que provocan arritmias se ha logrado mediante la aplicación de frío y calor, un procedimiento conocido como ablación por radiofrecuencia o crioablación. Este procedimiento se realiza mediante la introducción de catéteres a través de una vena ubicada en la ingle, donde se localiza el sitio que origina la arritmia y se erradica. Las condiciones como la hipertensión alta pueden dañar el corazón con el tiempo, aumentando las posibilidades de que ocurran complicaciones.