
La Morgan Library and Museum de Nueva York alberga hasta abril una exposición que presenta el manuscrito original de La metamorfosis, obra emblemática de Franz Kafka, junto a una variedad de objetos relacionados con el autor. Esta muestra incluye postales escritas a mano por Kafka, primeras ediciones de sus obras, cartas a sus amantes y numerosos documentos que ofrecen una visión más profunda de su vida y su trabajo.
Detalles de la exposición
La exposición destaca la famosa frase inicial de La metamorfosis: “Al despertar Gregorio Samsa una mañana tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto”. Este manuscrito revela las enmiendas y correcciones que Kafka realizó, mostrando su proceso creativo. En la primera página, se pueden observar apenas tachaduras, lo que indica que el autor tenía una clara visión de lo que quería transmitir.
La vida de Kafka y su obra
Franz Kafka escribió La metamorfosis cuando tenía solo 29 años, mientras trabajaba en un empleo anodino en una compañía de seguros. A pesar de que su verdadera vocación era la literatura, Kafka nunca disfrutó del reconocimiento ni de la fama durante su corta vida, que terminó a los 40 años debido a la tuberculosis. Sin embargo, la influencia de su obra ha sido inmensa.
En 1946, el escritor Vladimir Nabokov, conocido por su interés en las mariposas, se dedicó a dibujar un insecto basado en la descripción de Kafka, lo que resultó en una ilustración que se utilizó en ediciones posteriores de la novela.
Correspondencia y vida personal
La exposición también incluye material cedido por la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, que contiene una gran cantidad de correspondencia entre Kafka y su hermana favorita, Otta, quien fue asesinada en los hornos nazis. Esta correspondencia revela detalles sobre los graves problemas de salud que Kafka enfrentó y su relación con su identidad judía en la edad adulta, en una familia que practicaba el judaísmo.
A pesar de su interés por el judaísmo, Kafka expresó en su correspondencia que no se sentía conectado con su herencia, afirmando: “¿Qué tengo yo en común con los judíos? Tengo poco conmigo mismo y debería quedarme muy quieto en un rincón, contento de poder respirar”. Esta declaración hace alusión a su lucha con la tuberculosis, que lo debilitó gravemente y afectó su sistema respiratorio, dificultando incluso la ingestión de alimentos sólidos.
Estilo de vida y salud
Contrario a la percepción de que era un individuo enfermizo, la exposición revela que Kafka luchó contra su salud frágil mediante grandes dosis de ejercicio, siendo un aficionado a la natación y al senderismo en los bosques de su Bohemia natal.
Kafka creció bajo la sombra de un padre dominante y nunca llegó a independizarse completamente, viviendo en un apartamento que compartía con sus padres y tres hermanas. Este bullicio familiar perturbaba su paz mental, describiendo su propia habitación como “el cuartel general del ruido”. Para escapar de esta situación, aprovechaba los viajes de negocios que realizaba en su trabajo de seguros para encontrar tranquilidad en los hoteles, donde podía escribir.
Su amigo y albacea literario, Max Brod, fue quien salvó su obra de la destrucción tras su muerte.
Viajes y obras inacabadas
Franz Kafka fue autor de Amerika, una novela que dejó inacabada y que trata sobre el viaje de un joven a los Estados Unidos, un país que él consideraba ultramoderno y que estaba marcado por la fiebre de los artefactos modernos y las luchas obreras. La historia se desarrolla en un castillo, y a lo largo de las numerosas ediciones póstumas, se han ido descubriendo nuevos manuscritos.
Es interesante notar que la novela comienza en primera persona (‘ich’, en alemán) y luego cambia a tercera persona, presentando al personaje K., quien se encuentra en un lugar ominoso. Este personaje se siente empequeñecido por su entorno. La obra de Kafka ha sido tan influyente que ha dado origen al término “kafkiano”, utilizado para describir situaciones absurdas y opresivas.
Pocos escritores han logrado que su nombre se convierta en un adjetivo, lo que subraya la profunda huella que Franz Kafka ha dejado en la literatura.