La reciente sanción leve impuesta a River Plate por el uso de bengalas en lugares prohibidos durante el partido contra Atlético Mineiro ha motivado a otros clubes a replicar la recepción al equipo en sus respectivos encuentros. En este contexto, se vivió una situación similar en el Cilindro de Avellaneda cuando Racing Club salió a la cancha para enfrentar al Corinthians en un partido crucial.
La provincia de Buenos Aires podría enfrentar sanciones más severas, ya que el Ministerio de Seguridad está considerando una recomendación de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte que contempla la clausura total del estadio. Esta medida podría entrar en vigor antes del próximo partido de la Academia contra Instituto, programado para el domingo a las 17:30, correspondiente a la vigésima fecha de la Liga Argentina. Si se cumplen los plazos, la sanción podría hacerse efectiva en el encuentro contra Independiente Rivadavia de Mendoza, previsto para el 10 de noviembre.
La decisión de aplicar una sanción se basa en el argumento de que si se ignoran los incidentes, no se podrá castigar a ningún club por hechos similares en el futuro. La Seguridad teme que estas actitudes se repitan, lo que pone en riesgo la seguridad de los asistentes, ya que se reportaron 20 hinchas atendidos por diversas cuestiones dentro del estadio.
En el contexto de lo sucedido en la semifinal de la Libertadores entre River Plate y Atlético Mineiro, se espera ver cómo se desarrolla esta situación. La Deportiva también había solicitado un castigo ejemplar para el Millonario, pero la intervención política redujo la sanción a un cierre del Centenario Alta, que tiene una capacidad de 9,652 espectadores. Durante este incidente, se reportó que se arrojaron bengalas desde sectores que habían sido asegurados, y según la policía, casi 5,000 bengalas estaban almacenadas en un baño para discapacitados y en el estacionamiento del Monumental.
En este caso, se espera que la actual dirigencia intente minimizar el castigo. Se anticipa que habrá alguna sanción, aunque se desconoce la magnitud de la misma. A través de la Aprevide, se ha presentado una denuncia por delito que recayó en la Unidad Fiscal de Instrucción Cuarta, bajo la dirección del doctor Mariano Zitto, quien ya había lidiado con problemas de estructura en el pasado.
Con estos antecedentes, se espera que la imputación por omisión de los recaudos de seguridad tenga un impacto significativo, y se contempla la posibilidad de una probation, una multa, o incluso una clausura administrativa del ministerio. Además, se han registrado videos que muestran a miembros de una empresa privada, contratada para ayudar con la seguridad, colaborando con la barra en el uso de pirotecnia, lo que añade gravedad a la situación, ya que se investiga la posible complicidad de empleados que podrían haber actuado de manera desleal, como se presume, en complicidad con la dirigencia.
Por otro lado, en el Cilindro se produjo un incidente particular. Los ex jefes históricos de la Guardia Imperial, Raúl Escobar, conocido como Huevo, y Nelson Medina Lopetegui, conocido como Paraguayo, fueron ubicados en un sector de las plateas. Se recibió información de que se planeaba agredirlos, y cuando esto iba a suceder, lograron refugiarse en un palco gracias a la intervención de Ariel Vallejos, titular de Sur Finanzas, uno de los patrocinadores del club.
Para respaldar esta situación, se reportó que un alto miembro de la Comisión Directiva contactó a Leandro Paredes, quien se autodenomina jefe de los Pibes, para advertirles que estaban siendo filmados y que podrían ser cubiertos ante un eventual pedido de derecho de admisión. Este tipo de situaciones parece normalizarse, ya que los directivos no toman medidas para que las agresiones de las barras tengan consecuencias.
Al finalizar el partido, Escobar y Lopetegui fueron retenidos durante 40 minutos mientras se limpiaba la zona, ya que ambos temían una emboscada al salir del campo. Es importante recordar que estos individuos habían sido objeto de admisión en varias ocasiones, siendo la última en agosto de 2017, cuando se impuso una restricción de un año tras un tiroteo interno en un evento en Alvear, Parque Avellaneda.
Al intentar regresar, se dieron cuenta de que el ambiente era muy tenso, y decidieron dejar que José Repetto se instalara en la zona de Ascenso, donde había establecido relaciones con los mandamases de Finanzas. Durante estos tres años, se ha demostrado que sus relaciones son fuertes, ya que han sobrevivido a dos ataques a balazos y han tenido conflictos con varios sindicatos, incluyendo a los Obreros Marítimos y Panaderos Uocra, que habían solicitado la admisión de otros grupos tras enfrentamientos violentos.
El grupo que intentó agredir a Josi había comenzado a circular rumores sobre su regreso, lo que llevó a una pelea en un restaurante en el centro de Avellaneda, donde se produjo un enfrentamiento que terminó con cinco líderes involucrados. En este contexto, se dejó claro quién es el verdadero dueño del club: no son los hinchas ni la dirigencia, sino Racing Club.
