Periodismo sin disculpas

Menos presentadores, más cuestionadores.

El domingo ocurrió, el lunes se comentó, el martes se olvidó. Así suele suceder en el triste universo de los medios tradicionales. Aquí un humilde intento de darle una mayor relevancia al más reciente ejemplo de audacia periodística en televisión abierta.

Hace no menos de una década que los noticieros en Chile se constituyen en un 80% de cualquier cosa menos noticias. Es un número al ojo, pero apostaría que si se hiciera un estudio respecto de las informaciones socialmente relevantes que ayuden a tomar decisiones a las personas (definición esencial de “noticia”) que transmiten Teletrece, Meganoticias, 24 Horas y casi todos los demás, no andaría lejos.

Promociones de teleseries, secciones de “internacional” llenas de secuencias propias de Video Loco (programa clásico de videos divertidos de los ’90), y en general todo un tono de “show de noticias” -con periodistas que actúan como presentadores- cuyo real valor se reduce a los datos duros: cuánto subirá la micro, cuánto la bencina.

Ni hablar de encarar a un empresario o político con alguno de sus trapos más sucios. Y las denuncias van casi todas contra cosas como el nuevo método del “Pepito paga doble”, difícil llegar más arriba en la escala de la corrupción en nuestra televisión, diarios y prensa tradicional en general.

Por eso reconforta el espacio que se toman referentes del verdadero orgullo periodístico nacional, como Mónica Gónzalez y Alejandra Matus.

Esta última no sólo dio una breve clase en vivo sobre el rol de un entrevistador el pasado domingo en La Red; también dio una cátedra sobre convicción cuando se negó a disculparse.

No olvidemos nunca la máxima que se le atribuye a más de uno, pero seguramente nació en el anonimato del albor del periodismo: si lo que se informa -o pregunta- no incomoda, no es periodismo: son relaciones públicas.

Mario Cuche