Los síntomas ocultos de la deficiencia de hierro que podrían sorprenderte

Descubre los síntomas ocultos de la deficiencia de hierro y su prevalencia.
Descubre los síntomas ocultos de la deficiencia de hierro y su prevalencia.

La falta de hierro en adultos puede causar fatiga y afectar la productividad. Conoce los síntomas y la importancia de un diagnóstico adecuado.

La deficiencia de hierro en adultos puede tener consecuencias significativas, incluyendo fatiga, deterioro del rendimiento físico y una disminución en la productividad laboral. Además, esta condición puede afectar la capacidad de las personas para participar en actividades sociales. Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de Estados Unidos, Egipto y Arabia Saudita ha proporcionado más evidencia sobre cómo las personas pueden experimentar deficiencia de hierro incluso sin desarrollar anemia. Esta investigación fue publicada en la revista JAMA Network Open y reveló que el problema afecta a una de cada seis personas en Estados Unidos.

El hierro es un componente esencial para el funcionamiento del organismo humano. No solo se encuentra en los glóbulos rojos de la sangre, sino que otros tejidos también requieren hierro. Por esta razón, es crucial prestar atención a los niveles de hierro en el cuerpo. Para detectar una deficiencia, es recomendable consultar a un profesional de la salud, quien puede indicar un perfil de metabolismo. A partir de los resultados, se puede realizar un diagnóstico. Marcelo Serra, médico de planta en clínica médica y director del Programa de Enfermedades Raras en el Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA), afirmó: “Cuando se detecta que una persona tiene deficiencia de hierro, se indica tratamiento con suplementos y un mayor consumo de carnes rojas y vegetales como espinaca, brócoli y acelga. Además, bebés, niños, mujeres en edad fértil y poblaciones con menos recursos, así como aquellos con enfermedades intestinales inflamatorias, condiciones hemorrágicas crónicas o que están en diálisis y tienen insuficiencia cardíaca, deberían ser controlados por el riesgo de deficiencia de hierro”.

Se identificaron diferentes tipos de deficiencias de hierro en la población. El 14% de los estadounidenses presenta lo que se denomina “deficiencia absoluta de hierro”, que se caracteriza por una grave reducción o ausencia de reservas de hierro en el cuerpo. Por otro lado, el 15% presenta “deficiencia funcional”, que ocurre cuando el cuerpo tiene suficiente hierro, pero lucha por utilizarlo. Esta carencia está estrechamente relacionada con la anemia, que se produce cuando hay una cantidad insuficiente de hierro para ayudar a producir glóbulos rojos. Los científicos descubrieron que la prevalencia de la deficiencia funcional era del 11% en un grupo que no tenía anemia ni problemas cardíacos o renales crónicos, y que no estaban cursando un embarazo.

El estudio, dirigido por Leo Buckley del Brigham and Women’s Hospital de Boston, se propuso identificar los niveles de deficiencia de hierro en la población general estadounidense. Para ello, utilizaron datos de 8,000 participantes de la Encuesta Nacional de Salud y Examen Nutricional (NHANES) desde 2017 hasta 2020. Los resultados mostraron que las mujeres de entre 18 y 50 años tenían un 34% de probabilidades de padecer ferropenia, con un 19% de deficiencia funcional. Los autores del estudio relacionaron esta situación con la menstruación, observando que a medida que las mujeres envejecían, la probabilidad de deficiencia de hierro se reducía. Entre las mujeres de 65 años, el 10% presentaba deficiencia absoluta y el 20% deficiencia funcional. En contraste, los hombres mostraron cifras mucho más bajas, con solo un 3% y un 13% en las categorías de deficiencia absoluta y funcional, respectivamente.

En general, la deficiencia de hierro es más frecuente en mujeres que en hombres, excepto en casos de enfermedades crónicas, embarazos y en personas con sobrepeso u obesidad. El equipo de investigación esperaba encontrar otras asociaciones relacionadas con el estilo de vida, como el consumo de alcohol y la seguridad alimentaria, que pudieran afectar el estado de hierro. Sin embargo, no encontraron relaciones significativas con esos factores. Reconocieron que podría ser necesario analizar otros factores que afectan la absorción de hierro en el organismo. Se destacó que los alimentos ricos en hierro, como el hígado y la caballa, deben ser consumidos junto con fuentes de vitamina C, como pomelos, limas, kiwis, coliflor, naranjas y fresas, para mejorar la absorción del mineral.

Los médicos calcularon que hasta el 70% de los casos de deficiencia de hierro se presentan en la infancia, y durante el embarazo, esta afección suele ser examinada en grupos de riesgo. Daniel Villalba, jefe del servicio de hematología en Posadas, Argentina, comentó que en Estados Unidos se indica que la deficiencia de hierro está subdiagnosticada en adultos y que es un problema de salud pública que debería recibir atención en países de América Latina. Villalba subrayó la importancia de realizar controles periódicos de los niveles de hierro, especialmente en poblaciones vulnerables como recién nacidos, niños (entre 9 y 12 meses, tanto a término como prematuros), adolescentes y mujeres en edad fértil.

Francisca Rojas, jefa de Clínicas en la Universidad de Buenos Aires (UBA), también destacó que la deficiencia de hierro está subdiagnosticada en Sudamérica. Los síntomas de esta condición incluyen cansancio inusual, fatiga extrema, dolor de cabeza, mareos y debilidad, todos los cuales interfieren en la vida cotidiana de las personas, dependiendo del grado de deficiencia que presenten. En casos más severos, la deficiencia de hierro puede provocar uñas quebradizas, úlceras bucales y caída del cabello. En situaciones extremas, puede llevar a complicaciones como problemas torácicos, cardíacos, dificultad para respirar, palpitaciones y afectaciones en la función neurocognitiva. Además, se ha asociado con el síndrome de piernas inquietas y movimientos involuntarios de las piernas durante el sueño.