Tan obsoleto que llega a ser mortal

La dramática realidad del cuerpo de Carabineros.

Desde su denominación en adelante, nuestra policía militarizada no deja de demostrar que es totalmente inadecuada para la realidad de un país que apunta a dar un salto en su desarrollo cultural.

Tan arcaico como el origen de las armas que le dan nombre, el cuerpo de Carabineros falla desde su planteamiento más esencial, desde su definición como una entidad caracterizada por el uso de armas.

Los “estudios” para ser carabinero duran 8 meses. O sea, para usar un micrófono, como periodista, debo estudiar 4 años. Para usar un telescopio, como astrónomo, 5 o 6. Para disponer de un bisturí, como médico, 7 u 8. Pero para acceder a una pistola, de forma “profesional”, bastan 8 meses…

Los requisitos para acceder a la escuela de Carabineros son tan irrisorios como la extensión del periodo de “formación”. Entre los más cuestionables están ser soltero, medir al menos 1,60 mts. si se es mujer y 1,70 mts. si se es hombre, y haber terminado la enseñanza media.

La falta de educación está en la base de las carencias culturales de nuestros policías. Impresiona que se le facilite un arma de fuego a alguien que debería tener, al menos, una mínima profundización en filosofía, psicología y comunicación ¿De qué otra forma se desarrolla el criterio al nivel que obliga la responsabilidad de administrar un dispositivo que puede matar sin esfuerzo?

Por otro lado, ¿por qué lo de la soltería? ¿Para favorecer que se formen parejas dentro de la institución y así fortalecer la “familia de Carabineros”?

¿Y por qué las exigencias de estatura, en un país de gente baja? Hombres de 1,69 y mujeres de 1,59 con la vocación y condición física necesarias no son admisibles. 

Y lo de la condición física también tiene ribetes tragicómicos. Un policía debería estar más cerca de ser una atleta que un gordito de brazos flacos como el que mató a Francisco Martínez.

Ni trabajo físico ni mental. Y una formación sub básica. Esos son los factores que en estos últimos años terminaron de derribar el mito de “la mejor -y menos corrupta- policía de Sudamérica”…

Mario Cuche