
El noveno piso de La Casa del Teatro, un refugio destinado a artistas en retiro, se convirtió en el escenario de una dramática lucha entre la desesperación y la esperanza. En el rincón del comedor, Jorge Martínez, un icónico actor conocido por su participación en numerosas películas y telenovelas argentinas, estuvo a punto de caer al abismo. Fue Jonathan, un empleado del lugar, quien logró evitar la tragedia gracias a su mezcla de rapidez, temple y humanidad. “Recibimos un llamado,” recordó en una charla durante el ciclo A tarde (América), una voz que aún lleva el peso de la experiencia. “Mi compañera Liliana lo atendió y me pasó el comunicado. Crucé la Avenida Santa Fe a toda prisa, tratando de localizarlo. Hasta ese momento, no sabíamos que se trataba de Jorge,” contextualizó.
Cuando Jonathan llegó al comedor del noveno piso, la figura de Martínez se recortaba contra la ventana abierta. “Le grité que se calmara, que esperara. Me miró e hizo algunas señas que entendí, pero eso me dio tiempo para llegar hasta él. Estaba al borde del vacío,” describió. La escena era tensa, casi cinematográfica, mientras su mente intentaba encontrar las palabras correctas para salvar una vida. Finalmente, Jonathan llegó, ya estaba junto a la ventana. Sin embargo, el alivio fue breve. “Tuvimos un forcejeo en la segunda vuelta. Lo tranquilicé, pero de repente volvió a pararse y dijo: ‘quiero morir’,” relató. “Agarré sus brazos, luego su hombro. Es una persona corpulenta, tuve que usar mi fuerza.” En ese forcejeo, un instante decisivo, logró apartarlo del peligro.
Jonathan recuerda la claridad de Martínez: “Decía que estaba solo. Yo le respondí que no, que acá venía mucha gente a verlo. Él estaba en shock, muy mal.” En esas frases se percibe un eco de algo más profundo, un grito de la soledad que a menudo acompaña a los aplausos que se apagan con el tiempo. En los días previos, Martínez había recibido visitas. “El día 23 su hija estuvo bastante con él,” señaló Jonathan, como intentando matizar la percepción de abandono. La tristeza iba más allá de lo visible, anidada en su interior, una sombra que nadie había podido disipar.
Este episodio deja entrever una verdad incómoda sobre los veteranos, esos héroes de nuestra memoria colectiva, que muchas veces terminan en un doloroso olvido. El teatro, con su noble misión, se convierte en un refugio que siempre puede llenar vacíos emocionales. Sin buscar protagonismo, Jonathan se convierte en el héroe anónimo de esta historia, que en un instante enfrentó una vida cargada de emociones y tomó las riendas para salvarla. “Lo noté mal,” repetía, un mantra, quizás incrédulo ante lo que estaba ocurriendo. Tanto fue así que, tras el dramático episodio, quedó al descubierto la fragilidad emocional del célebre actor, quien ahora enfrenta un nuevo giro en su historia.
La directora Linda Peretz confirmó que el intérprete fue trasladado de urgencia al centro de salud mental Ducont Ramos Mejía, donde está siendo sometido a una evaluación integral. “Nosotros cuidamos muchísimo,” declaró Peretz, visiblemente afectada. “Pero creo que está pasando por una depresión. Por eso necesita atención especializada.” Sus palabras no solo reflejan preocupación, sino también un reconocimiento de que el problema ha comenzado a manifestarse con intensidad en las últimas semanas.
La Línea de Prevención del Suicidio ofrece ayuda a personas en crisis. Si usted, o algún familiar o allegado, está atravesando una crisis de cualquier tipo, siente que nada tiene sentido o se encuentra atrapado en una situación sin salida, no dude en comunicarse: llame al 135 (línea gratuita desde Capital y Gran Buenos Aires) o al (011) 5275-1135 y 0800 345 1435 (desde todo el país).