El yoga en la playa: una tendencia que transforma las vacaciones de los turistas

Practicar yoga frente al mar mejora la conexión con uno mismo, reduce el estrés y promueve el bienestar integral en un entorno natural único.
Practicar yoga frente al mar mejora la conexión con uno mismo, reduce el estrés y promueve el bienestar integral en un entorno natural único.

El yoga se ha convertido en una práctica cada vez más popular entre los turistas que buscan relajarse y reconectar con la naturaleza durante sus vacaciones. En destinos como la Costa Argentina y Punta del Este en Uruguay, se están ofreciendo clases de yoga en la playa, lo que permite a los participantes disfrutar de los beneficios de esta disciplina en un entorno natural. La combinación del sonido de las olas, la brisa marina y el aire puro contribuye a un estado de relajación profunda y a una conexión más intensa con uno mismo, según explican los expertos en la materia.

Beneficios del yoga en la playa

La práctica de yoga frente al mar no solo se limita a la relajación, sino que también potencia la conciencia del momento presente y el equilibrio emocional. Además, mejora la oxigenación del cuerpo, reduce los niveles de estrés y promueve un bienestar integral. Las clases en la playa, donde los participantes están descalzos sobre la arena, ofrecen una experiencia diferente a la de los espacios cerrados, permitiendo una inmersión total en la naturaleza que fortalece la relación entre la mente, el cuerpo y el entorno.

Lucía Boggan y Nicolás Torrado, quienes dirigen Yogamar en Mar del Plata, comentan: “Ya muchas buscan unas vacaciones conscientes y en calma. Los beneficios son infinitos. Primero, estar en la playa ya te conecta con tu esencia, somos seres que necesitamos estar libres. Es una necesidad básica poder conectar con la tierra y el oxígeno que ofrece el mar”. Ambos instructores enfatizan la importancia de la respiración consciente, que permite una mejor oxigenación y calma mental.

Clases accesibles para todos

Nadia, de Pinamar Mama Beach, destaca que su propuesta está diseñada para cualquier adulto que desee relajarse en la naturaleza durante sus vacaciones. “No requiere experiencia previa. La idea es acompañar y disfrutar, renovando la energía deseada y promoviendo el relax y la desaceleración de la mente”, explica. La instructora también menciona que practicar yoga en la playa invita a conectarse con el aire, el sol y los elementos naturales, lo que eleva la experiencia grupal.

Steffie Davies Lenoble, profesora de yoga y meditación, señala que sus clases en el Parador Moby Dick en Reserva Montoya combinan asanas y técnicas de mindfulness. Esta combinación favorece la activación del sistema nervioso parasimpático y la reducción del cortisol, lo que resulta en una calma profunda. “Al finalizar la clase, dedicamos un tiempo a la introspección para mejorar nuestra percepción física y mental, disfrutando plenamente de las vacaciones y dejando atrás la rutina diaria”, añade.

La conexión con el entorno

La profesora también menciona que el ambiente fresco de la playa crea un espacio relajante y revitalizante, favoreciendo la conexión con el presente. Sin embargo, advierte que practicar en la arena puede generar incomodidad en las articulaciones, por lo que sus clases están diseñadas para ser cómodas y gratificantes. “Practicar yoga en la playa activa nuestros sentidos y nos enfoca en el presente, lo que impacta positivamente en nuestra salud mental y física, promoviendo una sensación generalizada de bienestar”, explica.

Desde Pinamar, se observa que la gente busca desconectar de las exigencias diarias, reflejando un enfoque en el disfrute personal sin la carga de las demandas cotidianas. “Siempre hay una búsqueda de plenitud, pero en occidente se ha popularizado la idea de que la práctica se limita a una postura, cuando en realidad es un proceso interno”, afirman los instructores.

El papel del agua en la salud

La llegada del verano convierte la playa en un refugio para millones de personas que desean desconectarse de la rutina diaria. La inmensidad del mar no solo proporciona descanso físico, sino también emocional, revitalizando a quienes buscan un escape. Además de practicar yoga, otras actividades como nadar en aguas abiertas, caminar o simplemente observar el horizonte también ofrecen momentos de alegría y relajación.

Según una revisión publicada en el Journal of Environmental Psychology, la natación en aguas abiertas tiene efectos recreativos y terapéuticos, fomentando un sentido de comunidad. El estudio concluyó que tales experiencias tienen un efecto acumulativo duradero, ayudando a construir un bienestar sólido. En la Antigua Grecia, se reconocieron los poderes curativos del agua, considerándose un recurso terapéutico que fue olvidado durante la Edad Media y que ha sido retomado en tiempos modernos. Actualmente, este fenómeno se estudia bajo el concepto de “espacios azules”, que incluye mares, lagos y ríos como integradores de la naturaleza.

El Dr. Cesáreo Estrada Rodríguez, de la Facultad de Psicología de la UNAM, explica que las áreas azules favorecen el bienestar integral: “Ayudan en tareas que van desde lo ambiental hasta darnos espacio para nuestro bienestar”. Estas zonas promueven la desconexión de la vida urbana, caracterizada por la saturación sensorial debido al ruido, la contaminación y el exceso de luz.

En México, una investigación realizada por Ina Falfán y Luis Zambrano destacó que de 145 ciudades con más de 100 mil habitantes, 116 cuentan con ríos, arroyos o canales, mientras que 137 tienen cuerpos lacustres. Esto demuestra que hay un acceso considerable a estos espacios en el territorio urbano, lo que permite a la población aprovecharlos. La conexión multisensorial con el entorno activa todos los sentidos, creando un ambiente que fomenta la paz interior.

Amber L. Pearson, de la Universidad Estatal de Michigan, señala que la proximidad a espacios visualmente atractivos tiene efectos psicológicos y fisiológicos significativos. La experiencia del mar y el ritmo de las olas pueden aliviar la ansiedad acumulada. Un análisis realizado en Exeter, Gran Bretaña, refuerza estos hallazgos, indicando que las personas que viven a menos de un kilómetro de la costa tienen un 22% menos de probabilidades de experimentar problemas de salud mental en comparación con quienes viven a más de 50 kilómetros.

Beneficios físicos del yoga y la natación

Más allá de los beneficios mentales y emocionales, la práctica de yoga y las actividades acuáticas ofrecen múltiples ventajas físicas. Estas incluyen la mejora de las condiciones respiratorias, el aumento de la capacidad pulmonar y la salud de la piel. La Revista de Actividades Acuáticas señala que el ejercicio acuático es una opción terapéutica ideal para patologías crónicas, ya que “la resistencia del agua provoca un impacto menor en las articulaciones”, según los expertos, destacando la calidad de vida de pacientes con artritis y adultos mayores.